Plumas ajenas: Ortega y Gasset

Nótese que esta maravillosa facultad que el hombre tiene de libertarse transitoriamente de ser esclavizado por las cosas, implica dos poderes muy distintos: uno, el poder desatender más o menos tiempo el mundo en torno sin riesgo fatal; otro, el tener donde meterse, donde estar, cuando se ha salido virtualmente del mundo. Baudelaire expresa esta facultad con romántico y amanerado dandysmo, cuando al preguntarle alguien dónde preferiría vivir, él respondió: «¡En cualquiera parte, con tal que sea fuera del mundo!». Pero el mundo es la total exterioridad, el absoluto fuera, que no consiente ningún fuera más allá de él. El único fuera de ese fuera que cabe es, precisamente, un dentro, un intus, la intimidad del hombre, su sí mismo, que está constituido principalmente por ideas

(Ortega y Gasset, 1939)

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