La voz propia del sujeto habitante


Ambrose McEvoy (1878 –1927) El arete (1911)

No parece pertinente, en principio, recabar opiniones (y menos “públicas”), sino saberes, deseos o demandas privados y auténticos.
Porque en esto menos nos importa menos el sentido común que el buen sentido. Porque nos importan menos los monstruos estadísticos de la sociometría que lo que conciben y desean las personas de carne, hueso y sueño. Porque nos importan menos los promedios de comportamientos y hábitos que los estremecimientos sensibles de la piel.

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