Lugares donde hierven las ideas por las que luchar

Johann Hamza (1850- 1927) Las modistas (1902)


No sólo se trata de trabajo. También es el lugar en donde se concentran los agentes sociales que saldrán un día a la calle a reivindicar sus derechos, entre ellos, el derecho a lugares de trabajo adecuados.

La igualdad humana y la adecuación

La demanda social por la adecuación del hábitat se origina en la esencial y específica igualdad entre los seres humanos.
El principio ético y político de la igualdad promueve el imperativo de la consecución para todos y cada uno un lugar adecuado para habitar. No se restringe a una vivienda adecuada, sino que se entiende comprendido en la totalidad del sistema de lugares que todos habitamos tanto en nuestra morada como fuera de ella. En la conciencia social y política, definir las condiciones adecuadas para la residencia, el trabajo, el estudio, el consumo y todo otro aspecto de la vida social es asegurar umbrales mínimos de suficiencia y estándares de desempeño con respecto a una configuración genérica de la humanidad.

El derecho a lugares adecuados para habitar es un aspecto importante —aunque no excluyente— de nuestro derecho humano a habitar.

Esteta

Honoré Daumier (1806- 1879) El conocedor (1865)


Para que el conocedor haga honor a su pretensión debe constituirse una distancia apropiada entre el objeto considerado y sí mismo. Pero si este sujeto pretende dar cuenta del conjunto total de su experiencia en el ámbito que ocupa, entonces tendrá que reconocer, en principio, que está inmerso en el lugar.

Estética de la inmersión

Atendiendo al habitar, hay que considerar una estética propia de la situación inmersa.
Esto quiere decir: no podemos constituir una distancia estética a semejanza a la contemplación visual de un objeto plástico. El distanciamiento sujeto-objeto debe construirse en la autoconciencia del primero. La experiencia estética del habitar, entonces, es una experiencia de percepciones y valores apreciados por un sujeto inmerso en su lugar.

Se trata de una experiencia estético-axiológica singular que merece un abordaje específico

La siesta

Frederick Arthur Briggman (1847- 1928) La siesta (s/f)


Comodidad y confort son aspectos legítimamente exigibles a la arquitectura.

Elogio de la comodidad y el confort auténticos

Se tiene por confort a aquellas condiciones que brindan bienestar o comodidad.
En general, se entiende que resulta cómodo lo que reduce el esfuerzo físico, toda vez que este último es considerado aflictivo. También se considera que es confortable una condición ambiental deseable en términos de temperatura, humedad, velocidad del aire y otros aspectos tales como el nivel y calidad de la iluminación. Comodidad y confort son aspectos legítimamente exigibles a la arquitectura.
Sin embargo, debe observarse con preocupación la irrupción de unas ingenierías que transforman toda operación en el pulsado de un mando a distancia y vuelven la climatización una homogeneización indiferente de todos y cada uno de los lugares.

El confort y la comodidad auténticos no deben sumirse en la insignificancia por obra de la banalización.

La vivienda moderna, según Hannes Meyer

Hannes Meyer (1889- 1954) Laubenganghaus en Dessau-Törten. (1930)


La vivienda moderna en la interpretación del director suizo del Bauhaus, Hannes Meyer.

Conjuntos habitacionales

Uno de los productos de nuestras políticas de vivienda es la irrupción, en ciertas regiones de la ciudad, de los denominados conjuntos habitacionales.
Hay quien confunde uno de estos conjuntos con un barrio, pero se equivoca mucho.
Un barrio es una estructura rica, variada y compleja de implementaciones, en donde la residencia está complementada con una plétora de servicios que completan la vida urbana.
Un conjunto habitacional es, en la mayoría de los casos, un agregado de viviendas con el pobre complemento de algún salón comunitario capaz apenas de albergar transitoriamente alguna reunión familiar extendida.

Un conjunto habitacional, es, con frecuencia una irrupción anómala y empobrecida en un tejido urbano roto.

Condición fronteriza

Émile Friant (1863- 1932) Autorretrato (1885)


Estemos donde estemos, allí está señalado un límite tras el cual todo está por aparecer. Puede que a través de la ventana o en cierta página por leer, algo está a punto de revelarse, algo está por dejar de permanecer oculto.

Habitar el límite: el alethotopo

Existe una condición especial en el habitar. Esta condición es la liminaridad, esto es, la existencia según los límites, los confines. Heidegger diría, quizá, existir cabe el límite.
Aquello que habitamos es un horizonte. Erguidos estamos entre el cielo y la tierra, alojados en los confines de aquello que separa cielo y tierra. Pero no por ello encerrados: más allá del horizonte habitado hay una región que el conocimiento, entendido como empresa, está pronto a revelar.
Esto que está pronto a revelar, que se deja desocultar es la aletheia, lo que desoculta la perspicacia, el saber ver más allá del horizonte. Recíprocamente, una vez que lo que se conoce hace visible, a la mano, aquello que estaba oculto, el error ahora reconocido, la falsa representación que sustituía el acierto, pasa, más allá del horizonte, a la región de lo olvidado.

Sloterdijk, con acierto, denomina alethtopo a esta región más allá del horizonte, donde reside todo lo que está por revelarse y, a la vez, aquello que será condenado al olvido.

Las cosas en su sitio

Caravaggio (1571- 1610) San Jerónimo escribiendo (1606)


Cada una de las cosas en su lugar, según el orden impuesto por Jerónimo, absorto en su tarea.

Personas y cosas

Basta mirar en derredor de uno: participamos de un orden absolutamente propio de personas y cosas.
En efecto, los objetos tan perfectamente domesticados de los que habla Georges Perec proliferan en nuestra compañía dispuestos en un orden que es intrínseco de nuestra vida. El hacer nuestro un lugar es imponerle una cierta y propia composición que prolifera en significados privados.

Quizá todo lo que quede de nosotros sea un agregado heteróclito de ciertas cosas que serán, indefectiblemente, acomodadas de otra manera, mal que nos pese. Y algunos recuerdos.

Cuestiones de apertura (31)

Por lo general, cuando se comienza a pensar en habitar, se considera como el lugar habitable por excelencia, la casa. ¿Qué otro ámbito puede sustituir a la casa como paradigma primero del habitar?


Arquitecturas vacuas

Aquí se ha dicho antes: La arquitectura sin presencia humana es una magnífica vacuidad.
Es que la arquitectura, reducida a puro artefacto construido, privado de la presencia humana es un significante vacante. Y no obstante tal vacuidad puede resultar magnífica, claro que sí. Pero esa magnificencia es la de una abstracción, no es una propiedad de la arquitectura concreta.

¿Qué puede esperarse de  una arquitectura realizada por sujetos formados en la abstracción vacua?

Magníficos vacíos

Friedrich Schnelle (1797- 1848) Interior de la iglesia de Schwerin (1839)


Durante mucho tiempo, los estudiantes de arquitectura se aplican a representar la arquitectura privada de la actividad humana que las habite.

Uno de tantos Hammershøi

Vilhelm Hammershøi (1864- 1916) Una habitación de la casa del artista (1901)


Cabe preguntarse: Con tan pocos elementos —aparentemente—¿Cómo es posible que la escena esté tan llena de vida?

Las pinturas de Vilhelm Hammershøi (1864- 1916)

Las pinturas de Hammershøi son testimonios del lado de adentro de las cosas.
Conmueven especialmente por esta condición. No cuentan una anécdota, no retratan un personaje ni describen una situación. Sencillamente respiran quedamente el aliento de la vida propia de las habitaciones. El actor principal de sus escenas es la luz que logra infiltrarse en los antros que poblamos.

Cada pintura es una ocasión para pensar con placidez en nuestra condición de habitantes.

La siempre joven mirada del científico

Cuando se presenta a la cultura científica, el espíritu nunca es joven. Incluso es muy viejo, ya que tiene la edad de los prejuicios. Acceder a la ciencia, significa rejuvenecerse espiritualmente, aceptar una mutación brusca que debe contradecir un pasado.
(Bachelard, 1971)

Para acceder al espíritu científico hay que reservarse una cuota de juventud irreverente, capaz de ver las cosas de modos alternativos a los habituales. Por el contrario, la conservación de las ideas dominantes sólo demanda un sentido del gusto kantiano, que resulta en juicios sintéticos a priori.

Modos de ver

Pierre-Auguste Renoir (1841- 1919) Parasoles (1883)

Puede apreciarse un logrado juego de composición entre las figuras humanas y las curvas azuladas de los paraguas. Pero también puede verse unas efímeras constituciones de lugares habitados.