¿Qué
quiere decir que la arquitectura es un hecho
social total?
"Sólo por la filosofía puede experimentar la inteligencia cómo sus pasiones llegan a conceptos". Peter Sloterdijk, 1998
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El cuerpo relajado y triunfante
François Boucher (1703- 1770) Joven
durmiendo (1760)
Hacia
el siglo XVIII comienza —al menos en la civilización occidental— un proceso histórico de revaloración del
placer corporal, de la actitud relajada y de la búsqueda refinada de la
comodidad. Los cuerpos reclaman, desde entonces, confort.
Sobre el confort
La
palabra confort hace mención al bienestar subjetivo y a la comodidad material.
En un
sentido muy estricto el confort es una conjunción de valores ambientales
(temperatura, humedad y velocidad del aire) en donde el cuerpo se encuentra en
un calmo equilibrio. Pero también el confort es la relativa comodidad de
equipamientos y enseres en la relación de uso. En definitiva, parece que por
confort no podemos contentarnos con un sentido puramente subjetivo ni con un
significado puramente objetivo, sino con una relación o vínculo feliz entre una
disposición, actitud o ritual del cuerpo en correspondencia con los elementos
materiales y energéticos de su ambiente habitado.
El
confort, así entendido, constituye un importante contenido de una teoría del
habitar plenamente desarrollada.
Origen y sustento
Alegoría de la tierra en el Ara Pacis, Roma
Habitar
frecuentemente se asocia al arraigo, a la fijación y origen en un punto de la
tierra, que, por otra parte, no deja de ser, en lo fundamental, una Madre.
Los cuatro elementos míticos: III. Gea y la tierra
Todo
habitar proviene, en definitiva, de lo ctónico.
Después
de todo, el territorio (jora)
equivale a mencionar un receptáculo primordial, una madre, una nodriza o una
tumba, según se mire. Gea, “la de amplio pecho” es el origen y el sustento, se
empareja con Urano —el cielo— y concibe entonces a Océano, tal su esencial
fertilidad.
En
las profundidades del pensar, la tierra sustenta las ideas de arraigo y
aquerenciamiento: divide a los habitantes entre sedentarios y nómades.
Un
territorio es una figura tatuada en la piel de la tierra: un aquí que podemos trazar
y defender.
Poética de la síntesis de la forma
Aino y Alvar Aalto Restaurante Savoy en Helsinki
La
belleza del lugar no radica en tal o cual pormenor de embellecimiento añadido.
La belleza es virtud de la totalidad de la forma arquitectónica manifestada
como síntesis.
Poéticas del habitar contrapuestas (I)
Cabe
en principio oponer modalidades poéticas en la medida en que pueden establecerse
alternativas. Existe una primera oposición entre lo que podríamos caracterizar
como poéticas de la síntesis de la forma contrapuestas a poéticas del
embellecimiento. Aquí lo que permite establecer la alternativa es la concepción
fundamental de la forma arquitectónica.
Para
una poética del embellecimiento la
consecución de la tradicional tríada vitruviana (utilitas, firmitas, venustas) se consigue sólo a través de un
compromiso con los principios de formatividad: hay un orden de consideraciones
para la utilidad, diverso de otro que persigue la estabilidad durable y ambos
distinguidos del orden que informa la belleza perceptible. En virtud de ello se
considera el plano estético como un conjunto de solicitaciones autónomo y
articulado, con lo que, conseguidas la estabilidad y la utilidad relativas a
través de un protocolo de específicas consideraciones constructivas, lo
estético sería un orden añadido, en todo caso facultativo y por ello y de suyo
no-necesario.
Opuesta
a tal concepción, una poética de la síntesis de la forma afronta el problema de
la determinación de la forma arquitectónica en un modo tal en que la
articulación categorial vitruviana debe entenderse como un ejercicio necesario
de síntesis superior. Así, el método no sigue las líneas de articulación
conceptual vitruviana sino que, desde la raíz se desarrolla un único y
sintético sentido arquitectónico que propende a la composición específica de la
forma. En este caso, lo estético sólo puede ser contemplado en su integración
finalista con las otras categorías y no constituye ninguna añadidura
facultativa, sino factor necesario y siempre presente.
¿Qué
opina al respecto?
Lugar habitual y sagrado
Albert Edenfelt (1854- 1905) En el
aposento del niño (1885)
Se
puede conceder que este lugar no es un templo religioso, por cierto, sino un
lugar doméstico por excelencia. Sin embargo, tiene su carácter sagrado: allí un
humano ha echado a andar. Y eso lo consagra.
Sagrados interiores
En
cada interior en donde bulle la vida humana hay algo sagrado.
La
historia social del habitar tiene un probable origen en la articulación, en el
paisaje, de territorios sagrados con respecto a los profanos. Las primeras
configuraciones de territorios delimitados en su cierre son destinadas al
asiento de lo divino. Piénsese en los crómlech: un círculo de piedras cierra un
territorio dotado de figura propia, recortada del fondo del mundo. No sabemos
qué usos o rituales se celebraban allí, pero lo que sí sabemos es que los
territorios se han articulado.
Piénsese en las torii japonesas:
puertas que conectan entre sí (y también separan) lo sagrado y lo profano.
Hoy
llegamos a la plena conquista de los interiores acondicionados. Si le creemos a
Nietzche (Dios ha muerto), entonces somos
nosotros los que proliferamos lo
sagrado en los interiores que habitamos.
Cuestiones de apertura (42)
¿Cómo
puede una teoría del habitar discriminar las diferentes vocaciones y
expectativas al respecto que tienen las personas según su edad?
Magias del aire
Astor Piazzolla con su bandoneón
Ya
quisiéramos muchos arquitectos hacer con el aire obras equiparables. Después de
todo, según Goethe (si no fue Schopenauer) la
arquitectura es música congelada. ¿Qué tal un Otoño porteño congelado? ¿O un Oblivion
de piedra y madera?
Los cuatro elementos míticos: II. El aire
Los
antiguos han intuido que la vida origina las condiciones que la hacen posible.
En principio, todo es atmós (hálito).
De allí las ideas de hálito vital y
de atmósfera.
Por
otra parte, si la quietud del aire lo hace invisible por su omnipresencia, es
el movimiento el que lo vuelve manifiesto. De allí se originan los relatos de
los vientos y las tempestades. De allí también el carácter vital y originador:
el viento de la primavera fecunda a Flora.
Pero
el aire tiene aún algo de sustancia rarificada —si no es un puro vacío— que
abre intervalos a la presencia y el movimiento. En otros términos, es el
espacio.
Un
lugar, en definitiva, es una atmósfera especialmente acondicionada para
habitarse
Paz doméstica
Emilius Ditlev Bærentzen (1799- 1868) Escena familiar (1828)
Una
casa, entre otras caracterizaciones posibles es aquel lugar hacia donde es
razonable, respetable y deseable retroceder desde todos los recorridos.
Retroceder
El
desarrollo pacífico de las cuestiones del vivir quiere que avancemos. Sin
embargo, aquí y allá se presentan circunstancias que nos obligan —siempre aquejados
de contrariedad— a retroceder.
Puede
ser una infame cobardía al huir o una acción informada por la sabia prudencia.
Retroceder implica abandonar una posición alcanzada, retirarse de ese lugar,
volver sobre los pasos, replegarse la acción. Retroceder es perder, ceder,
rendirse. También implica retirarse.
Para
la vida tranquila y dichosa, todos los itinerarios son de ida. Para la vida
real, en el fondo, siempre se vuelve.
El pequeño pero crítico detalle
Jean-Baptiste Charpentier le Vieux (1728- 1806) La familia del duque de Penthièvre
(1768)
Por
lo que se ve, constituye una escena
bastante común y corriente. El detalle revelador es que están bebiendo
chocolate: si fuésemos capaces de oler
la escena la percepción global cambiaría radicalmente.
El sentido desdeñado
En
nuestra civilización existe un profundo sesgo en la importancia relativa de lo
que conocemos del mundo a través de nuestros sentidos.
Esto
es especialmente claro en arquitectura, donde casi todo lo que merece
percibirse de ella pasa, en principio, por el sentido de la vista. Saber ver la arquitectura era, a la vez,
una consigna y una promesa de un libro de Bruno Zevi, bastante consultado en el
tiempo en que los estudiantes de arquitectura leíamos libros.
Si
uno intenta apreciar las virtudes de un aula, una sala de conferencias o aún de
un teatro, puede constatar por sí mismo que lo que percibimos con el oído
también tiene su importancia, al menos en algunas situaciones. Lo que
deberíamos pensar, en todo caso, es que la percepción acústica de las
características propias de cada ámbito es una parte importante de la
experiencia sensible de éste.
Por
otra parte, podemos apreciar ciertas virtudes arquitectónicas con el sentido
del tacto. Descubrir la sutileza de los juegos de texturas y recorrer morosa y
atentamente los lugares acondicionados para su habitación también tiene su
importancia.
Pero
es algo difícil de reconocer que también el olfato
tiene un papel que desempeñar. Puede que tengamos ciertos prejuicios sobre la
animalidad básica del uso que le damos a nuestras narices, aparte de mirarlas
como candidatas a la cirugía estética. Pero deberíamos reconocer que parte no
menor de la experiencia de volver a un cierto lugar radica, entrañablemente, en
percibir su peculiar perfume.
Los cuatro elementos míticos: I. Hestia y el fuego
No
por nada la diosa griega Hestia (Vesta para los romanos) era la diosa de la
arquitectura, de la construcción, del hogar, pero sobre todo del fuego sagrado
del hogar.
Es
que el habitar humano se origina en torno a un fuego prometeicamente
domesticado. Éste, custodiado por una diosa especialmente casta, pura y,
significativamente, muy preocupada por la limpieza. En su torno es posible que
impere el orden familiar que necesitaría ciertos puntos fijos en el mundo.
Este
fuego es el origen, el señalamiento especial del aquí, es el sustento de la paz
doméstica y también de la cívica.
De todos los fuegos, el fuego
Sebastiano Ricci (1659- 1734) Ofrenda
a Vesta (1723)
Hay
en todo lugar habitado un punto de origen en donde debe perdurar una llama.
Comentarios preliminares sobre la Nueva Agenda Urbana (VII)
14. Para lograr nuestro ideal,
resolvemos adoptar una Nueva Agenda Urbana guiándonos por los siguientes
principios interrelacionados:
a) No dejar a nadie atrás, lo
que supone poner fin a la pobreza en todas sus formas y dimensiones, incluida
la erradicación de la extrema pobreza; garantizar la igualdad de derechos y
oportunidades, la diversidad socioeconómica y cultural y la integración en el
espacio urbano; mejorar la habitabilidad, la educación, la seguridad
alimentaria y la nutrición, la salud y el bienestar, entre otras cosas,
poniendo fin a las epidemias del VIH/SIDA, la tuberculosis y la malaria;
promover la seguridad y la eliminación de la discriminación y todas las formas
de violencia; garantizar la participación pública aumentando el acceso seguro y
equitativo para todos; y facilitar el acceso equitativo para todos a la
infraestructura física y social y los servicios básicos, así como a una vivienda
adecuada y asequible;
b) Asegurar el desarrollo de
economías urbanas sostenibles e inclusivas, aprovechando los beneficios que se
derivan de la aglomeración resultante de una urbanización planificada, incluida
la alta productividad, la competitividad y la innovación, lo que supone
fomentar el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos;
garantizar la creación de empleos decentes y el acceso equitativo para todos a
las oportunidades y los recursos económicos y productivos; impedir la especulación
de los terrenos; promover la tenencia segura de la tierra y gestionar la
contracción de las zonas urbanas, cuando proceda;
c) Garantizar la sostenibilidad
del medio ambiente, promoviendo el uso de la energía no contaminante y el uso
sostenible de la tierra y los recursos en el desarrollo urbano; protegiendo los
ecosistemas y la diversidad biológica, entre otras cosas alentando la adopción
de estilos de vida saludables en armonía con la naturaleza; alentando
modalidades de consumo y producción sostenibles; fortaleciendo la resiliencia
urbana; reduciendo los riesgos de desastre; y mitigando el cambio climático y
poniendo en práctica medidas de adaptación a este.
Nueva
Agenda Urbana
Declaración
de Quito sobre Ciudades y Asentamientos
Humanos
Sostenibles para Todos, 2016 (Hábitat III)
Para no dejar a nadie atrás
¿no sería oportuno respetar a todos por igual y oír todas las voces? ¿Poner fin a la pobreza es una tarea asumible por
el urbanismo? ¿Es acaso el elixir
milagroso para todos los males sociales y económicos? ¿Cómo es que no se ha
aplicado antes? ¿Acaso no deberíamos conceder
todo el poder a los urbanistas, si es que cumplen tal cometido?
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