Los cuatro elementos míticos: III. Gea y la tierra

Todo habitar proviene, en definitiva, de lo ctónico.
Después de todo, el territorio (jora) equivale a mencionar un receptáculo primordial, una madre, una nodriza o una tumba, según se mire. Gea, “la de amplio pecho” es el origen y el sustento, se empareja con Urano —el cielo— y concibe entonces a Océano, tal su esencial fertilidad.
En las profundidades del pensar, la tierra sustenta las ideas de arraigo y aquerenciamiento: divide a los habitantes entre sedentarios y nómades.

Un territorio es una figura tatuada en la piel de la tierra: un aquí que podemos trazar y defender.

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