Poéticas del habitar contrapuestas (I)

Cabe en principio oponer modalidades poéticas en la medida en que pueden establecerse alternativas. Existe una primera oposición entre lo que podríamos caracterizar como poéticas de la síntesis de la forma contrapuestas a poéticas del embellecimiento. Aquí lo que permite establecer la alternativa es la concepción fundamental de la forma arquitectónica.
Para una poética del embellecimiento la consecución de la tradicional tríada vitruviana (utilitas, firmitas, venustas) se consigue sólo a través de un compromiso con los principios de formatividad: hay un orden de consideraciones para la utilidad, diverso de otro que persigue la estabilidad durable y ambos distinguidos del orden que informa la belleza perceptible. En virtud de ello se considera el plano estético como un conjunto de solicitaciones autónomo y articulado, con lo que, conseguidas la estabilidad y la utilidad relativas a través de un protocolo de específicas consideraciones constructivas, lo estético sería un orden añadido, en todo caso facultativo y por ello y de suyo no-necesario.
Opuesta a tal concepción, una poética de la síntesis de la forma afronta el problema de la determinación de la forma arquitectónica en un modo tal en que la articulación categorial vitruviana debe entenderse como un ejercicio necesario de síntesis superior. Así, el método no sigue las líneas de articulación conceptual vitruviana sino que, desde la raíz se desarrolla un único y sintético sentido arquitectónico que propende a la composición específica de la forma. En este caso, lo estético sólo puede ser contemplado en su integración finalista con las otras categorías y no constituye ninguna añadidura facultativa, sino factor necesario y siempre presente.

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