Pensar arquitectónicamente

Hay un desafío específico en la consigna que demanda: pensar arquitectónicamente.
El pensamiento arquitectónico es, desde un punto de vista sociocultural, asunto demasiado arduo como para dejárselo en exclusividad a los arquitectos. Tenemos que aportar todos, todos nuestros puntos de vista al respecto. Antes de ni siquiera esbozar una forma ni en suponer ninguna construcción, es forzoso que todos elaboremos aquello que anida en nuestro interior: el ansia insaciable de un mejor lugar en el mundo.

Parece que la primera regla para pensar arquitectónicamente es preguntarse cuál es el fin principal al que se supeditarán otros fines secundarios.

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