Tres críticas al funcionalismo del siglo XX (II)

Władysław Bakałowicz (1833- 1904) Elegante dama con vestido blanco (1904)

La segunda crítica de la Teoría del Habitar al funcionalismo arquitectónico moderno proviene de cómo se concibe a los sujetos. Para el funcionalismo, las personas son reducidas a su condición de usuarios, mientras que para la Teoría del Habitar las personas deben considerarse, en toda la extensión del término, habitantes.
Esto tiene hondas significaciones. Un usuario se limita a hacer uso de los útiles: opera mecánicamente optimizando el esfuerzo y éste es todo su papel. Pero las personas usan las cosas no sólo en los términos fijados por el arquitecto, sino que viven habitando, lo que conlleva implementaciones que desbordan el puro uso. Al abrir una puerta, las personas no sólo realizan una operación mecánica con el picaporte, sino que irrumpen en un lugar, modificando las condiciones habitables del ámbito al que acceden. Modulan su conducta con muy precisos matices de etiqueta y atribución de significado que desbordan la pura operación usuaria de los mecanismos. Los habitantes existen situados y a la vez operan, usan e implementan superiormente la finalidad habitable de los lugares.

La distinción entre usuarios y habitantes constituye una crítica humanista al funcionalismo moderno.

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