Poeta urbanita (I)

Las calles

 Las calles de Buenos Aires
 ya son mi entraña.
 No las ávidas calles,
 incómodas de turba y de ajetreo,
 sino las calles desganadas del barrio,
 casi invisibles de habituales,
 enternecidas de penumbra y de ocaso
 y aquellas más afuera
 ajenas de árboles piadosos
 donde austeras casitas apenas se aventuran,
 abrumadas por inmortales distancias,
 a perderse en la honda visión
 de cielo y de llanura.
 Son para el solitario una promesa
 porque millares de almas singulares las pueblan,
 únicas ante Dios y en el tiempo
 y sin duda preciosas.
 Hacia el Oeste, el Norte y el Sur
 se han desplegado -y son también la patria- las calles:
 ojalá en los versos que trazo
 estén esas banderas.

Jorge Luis Borges, Fervor de Buenos Aires


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