Patios, poética de honduras


Alexandre-Gabriel Decamps (1803 – 1860) Patio de granja (1850)

La arquitectura de los patios es una poética de honduras
Una primera hondura se revela en su peculiar carácter de recinto descubierto: ¿hasta dónde nos deja inmiscuirnos en él? Se trata de una hondura que aquí denominamos histerotópica, una profundidad propia de toda cavidad que se somete a actividades de adentramiento. Una segunda hondura involucra a la luz natural: ¿hasta dónde debe remontarse el curso del sol para irradiar su pavimento? Es asunto éste de proporciones, de luces y de resonancias. Una tercera hondura es de algún modo la recíproca a la anterior: ¿hasta dónde fuga el cielo por todo lo alto? También es asunto de proporciones, de iluminaciones y de proyecciones más allá de los confines de un horizonte confinado, abrigado, puesto casi a la mano.
En las distintas honduras de los patios se desarrolla esta especial arquitectura que demanda siempre una peculiar atención sensible. Y tiene allí lugar una singular luz sosegada y aprehendida, sabiamente arropada en sombras y siseos de la vida.

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