Otto Stupakoff
(1935-2009)
Los
interiores habitados poseen su propia profundidad, que aquí, siguiendo a
Sloterdijk, denominamos histerotópica.
Es una
magnitud en extremo fascinante, una vez que uno repara en que un adentramiento
significa una acción bastante compleja desde los puntos de vista existencial y
simbólico. Esta dimensión supone un inicial atravesamiento de umbral, al que le
sigue un prolongado discurrir hasta detenerse precisamente en el emplazamiento
que el interior reserva para cada habitante, según muy precisos rasgos de
adecuación, dignidad y decoro. Hasta
dónde llegaremos a inmiscuirnos en un interior concreto es una medida
arquitectónica absolutamente crítica que deberemos conocer.
Y esto
porque, sencillamente, las personas deben ser bienvenidas al lugar que pueden y
deben hacer suyo en cada circunstancia.
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