Matt Henry (1978-
)
La
arquitectura corriente se aplica a la más pormenorizada articulación de los
lugares resultando en contracciones y constricciones que encorsetan a los
habitantes.
Tales
operaciones se realizan a través de un método de concepción, proyecto y
construcción que va desde las cosas del lugar hacia sus habitantes. Primero las
construcciones, luego la gente. Si las cosas fuesen diferentes, podría operarse
al revés —tal como indica el buen sentido— de las personas a las construcciones.
Pero no se trata simplemente de invertir virtuosamente un método de ideación,
proyecto y construcción.
Si las cosas fuesen diferentes
exige que las condiciones materiales y formales de la existencia social fuesen,
a su vez, otras. Porque la arquitectura y sus formas, no son otra cosa que
superestructuras que obedecen a las reglas de hierro de la estructura
socioeconómica. Las contracciones y constricciones del lugar que habitamos son,
en primer lugar, funcionales al sistema que nos rige y la arquitectura es
apenas la expresión patente de ello.
¿Operaremos
algún día los arquitectos poniendo a las personas en primer lugar y sólo cuando
estas se abran el lugar debido proceder a construir alrededor? Para ello
necesitamos profesionales de nuevo cuño, sí, pero, además, con vocación de
impulsores del cambio social.
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