Dalibor Talajic
(1973- )
Hay
ocasiones en que todo el mundo queda confinado entre la cabeza y el alcance exiguo
de las manos. El cuerpo se encoge sobre sí y la conciencia profundiza en la
cavidad resultante. El sujeto se ensimisma, esto es, se vuelca sobre su
mismidad.
Un
vaso, en ocasiones, contiene un fármaco para lidiar con la vigilia.
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