Jake Borden
El
humanismo arquitectónico implica una superación histórica de la noción equívoca
del Existenzminimum.
Allí
donde el Existenzminimum se ensaña en confinar los cuerpos y las cosas, el
humanismo arquitectónico se prodiga en holguras para que las cosas de la vida
consigan estar a la mano, sí, pero cómodamente dispuestas para los rituales de
su implementación. Porque hay una arquitectura de gestos del cuerpo en su
relación con los atrezos que hay que comprender, respetar y amparar.
La
arquitectura humanista supera la idea mezquina del empaquetamiento de los
usuarios. Porque no se trata de meras cosas animadas necesitadas de un estuche
ajustado, sino de seres humanos desenvolviendo las danzas de la vida. Y, en
tales danzas, deben encontrar en cada gesto, las cosas de vivir a la mano.
Todas las cosas.
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