Jake Borden
Así
como en el horizonte miramos hacia adelante, hacia lo que vendrá,
recíprocamente dejamos a la espalda la vida ya vivida. Y perseveramos
recordándola.
Una
arquitectura humanista debe prodigarse en los lugares de memoria, en las zonas
de reserva y en los tesoros de la evocación. Las cosas de vivir, atesoradas en
el espacio tanto como en el tiempo, conservan, en su reunión, en sus mutuas
relaciones y en su composición significativa, la constitución de una
arquitectura efectivamente vivida que es preciso amparar del olvido y el
abandono.
Persistimos
en nuestro ser mientras conservamos la facultad de conferir sentido al orden de
nuestras cosas.
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