El lugar del deseo

Paul Paede (1868- 1929) Muchacha desnuda en la ventana (1913)


Las alcobas son aquellos lugares en donde apenas se filtra la luz tras las ventanas y donde las plantas desnudas gustan hollar las alfombras. En la penumbra abrigada es donde palpita el deseo.

El lugar como clave teórica

Si el lugar es un constructo de la situación y el acontecimiento del habitar en el espacio y en el tiempo, entonces es posible considerar su sustancia y también su forma.
Pero si reparamos en que estamos caracterizando un constructo con sustancia y forma, entonces estamos adoptando una perspectiva específicamente arquitectónica sobre el lugar.

Y es que el lugar, el sitio habitado es, en efecto, un punto originario para pensar sobre la arquitectura.

Valores estéticos en arquitectura

Joseph DeCamp (1858- 1923) Escena callejera en Venecia (1881)


En ocasiones, los valores estéticos de los lugares habitados no se fundan en las armonías, las simetrías o el estado prístino de los objetos arquitectónicos, sino en el acierto con que el tiempo los va pintando.

Hipótesis sobre la morfología del habitar

1.       El habitar está configurado, en principio, por un conjunto discreto de estructuras elementales (patrones de habitación).
2.       Es posible elaborar una taxonomía constituyente de estos patrones de habitación.
3.       Las formas y figuras de los patrones de habitación son operativas contraformas críticas y metodológicas para la consecución de la síntesis de la forma arquitectónica y de la forma construida.
4.       El habitar es un arte, esto es, una actividad productiva que sigue reglas.
5.       Es pertinente, por tanto, acometer la empresa teórico-arquitectónica que indague específicamente en la configuración efectiva de la finalidad habitable.

6.       También es pertinente complementar esta indagación teleológica con una teoría consecuente de naturaleza morfológica y morfogénetica: la constitución de la síntesis de la forma arquitectónica a partir de las condiciones objetivas de su habitar.

Profundidades

Hector Hanoteau (1823- 1890) El degustador de vinos (1850)


Constituye una experiencia entrañable bajar hasta estas hondas bodegas donde maduran tranquilos los vinos. Hay alquimias en las profundidades.

El papel de los activistas sociales

Con mucho, las instancias tanto críticas como propositivas sobre el habitar que adoptan formas claras de alternativa a las dominantes son formuladas, en la actualidad, por los activistas sociales, los que dan expresión a las demandas sociales de sectores medio bajos y bajos.

Como producto de la cultura sindical y de la movilización social, reivindican el derecho a la vivienda y se aplican a configurar tanto nuevos proyectos sociales del habitar, así como modos alternativos de producción y acceso al usufructo de los emplazamientos habitables. Para estos agentes, existe el convencimiento más o menos generalizado que ni el mercado ni la acción pública tradicional ofrecen soluciones viables a sus problemas y apelan a modalidades alternativas de ahorro, solidaridad, aporte organizacional y de trabajo, así como apuntan a formas sociales de apropiación, tales como las cooperativas.

Para entendernos mejor, hoy: Prácticas sociales del habitar

Definición
1. Conjunto estructurado de motivaciones, representaciones o impulsos que dirigen al habitar como acción. ║ 2. Conjunto estructurado de ideas o representaciones que se traducen en acción en el habitar. ║ 3. Todo aquello que resulta racional en las acciones del habitar, esto es, aquello que hace que el habitar constituya una praxis. Prácticas sociales de concepción del habitar. 1. Prácticas que vuelven manifiestos los estilos de habitar, que resultan en concepciones de lo correcto, lo adecuado, lo oportuno y lo deseable. Prácticas sociales de proyecto del habitar. 1. Prácticas en que se manifiestan en la acción las demandas sociales explícitas e implícitas acerca del habitar. Prácticas sociales de construcción del habitar. 1. Prácticas  que se manifiestan en la acción transformadora material y energética del ambiente, a través de la articulación de deseos, representaciones y demandas con la cultura tectónica del lugar. Prácticas sociales de implementación del habitar. 1. Prácticas en que se verifican en la acción apropiadora del lugar, como consumación material, funcional y simbólica.

Algunas notas leídas en las esferas de Peter Sloterdijk: Tercer fragmento

El cielo, dirían los metafísicos, sale a escena como informador de la tierra y le ofrece signos; algo extraño entra en lo propio por la puerta y se hace oír.
(Sloterdijk, 1998: 38)

Caverna

Gustave Courbet (1819- 1877) La gruta de Sarrazine (1864)


Las cavernas tienen algo especialmente fascinante por su aspecto de ente originario, propio del hipotético  lugar que da lugar a todos los lugares.

Plumas ajenas: Adolfo Vázquez Rocca sobre Sloterdijk

El hombre emerge como una utopía bio-ontológica que intenta -por medio de construcciones científicas, ideológicas y religiosas- recrear su original caverna confortable y protectora, las microesferas íntimas, de las parejas no eróticas, sino ontológicas, los gemelos, la relación feto-placenta, individuo y colectividad, alma y Dios, y también las grandes esferas o "úteros fantásticos para masas infantilizadas" que son los imperios o los Estados-nación. Unas estructuras políticas que se comunican como los paranoicos, imponiendo la forma patológica del monólogo: el paranoico habla con el otro en su propia mente.
Esferas1 comienza convocando los sentidos, las sensaciones y el entendimiento de lo cercano; aquello que la filosofía suele pasar por alto: el espacio vivido y vivenciado. La experiencia del espacio siempre es la experiencia primaria del existir. Siempre vivimos en espacios, en esferas, en atmósferas. Vivir es crear esferas. La díada "madre-hijo" es la primera formación esférica, llena de tonos y de espacios sonoros. Un lugar de cobijo donde comienza la solidaridad con entre los seres humanos, la madre, los grupos próximos y finalmente la cultura en la que se vive. Las historias amorosas y las comunidades solidarias no son sino la creación de espacios interiores para las emociones escindidas.
Vásquez Rocca, 2008



1 Se refiere a la obra de Peter Sloterdijk Esferas I,II y III

Lugares en la villa

Marie Dücker (1847- ¿?) Interior de una villa (s/d)


En la villa, los lugares interiores fluyen hacia el exterior acondicionado. El paisaje circundante deja de ser un mero fondo perceptivo para ser un participante activo en la constitución efectiva del lugar.

La morada

El lugar de la morada es el foco en donde se concentran con más nitidez las expresiones, modulaciones y producciones del habitar.
La morada es un origen de coordenadas y el foco de un campo triplemente condicionado: desde los puntos de vista físico-ambientales, socio-económicos y políticos. De esta manera, la estructura del habitar atraviesa toda la vida social desde la infraestructura material, la estructura social y económica y la superestructura. Es necesario advertir que, en una perspectiva teórica adecuada, no puede plantearse, siquiera operativamente, la constitución simple de un “problema de la morada”, al que seguiría necesariamente una solución física, social y política simple, sino y en todo caso, una estructura compleja de problemas que afectan el núcleo de condiciones de la totalidad de la vida en sociedad.

Ya no es posible plantearse el problema de la vivienda o de la morada, como un tópico sencillo y expeditivamente resoluble.

Patios de luz escasa

Vilhelm Hammershøi (1864- 1916) Interior de un patio (1899)


Del lado no glamoroso de las fachadas ciudadanas se abren con mezquindad esos patios de aire y luz que poco ventilan e iluminan.

Derecho a habitar y la buena vida

El horizonte ético de la ética arquitectónica es el lugar en donde se articulan la ética de la felicidad con la ética del deber, en lo que les es específico, esto es, la orientación general hacia la buena vida.
Esta buena vida no puede concebirse como una meta, sino como una dirección hacia la que se orienta la adquisición del saber, la adopción racional de buenas prácticas y el móvil finalista de la producción arquitectónica. El compromiso de la actividad arquitectónica con las condiciones necesarias y posibles del habitar es, entre otras cosas, un compromiso ético consciente.

Este compromiso ético está signado por el derecho a habitar. Todos y cada uno de quienes coexisten en una comunidad dada son sujetos activos del derecho a localizar su existencia en ámbitos adecuados, dignos y decorosos. El derecho a la vivienda, así como el derecho a la ciudad, son emergentes específicos del derecho a habitar, el que es la fuente de fundamento moral para exigir legítimamente a la sociedad en su obligación fundamental para constituir las condiciones económicas, sociales y políticas que aseguren el ejercicio pleno de estos derechos.

Para entendernos mejor, hoy: Morfología del habitar

Definición
1. Teoría de las formas del habitar, en el marco de la teoría general del habitar. ║ 2. Disciplina concebida para describir la configuración efectiva de la arquitectura del lugar, cuando se observan patrones, paradigmas o tipos de lugares. ║ 3. Conjunto sistematizado de rasgos propios de todo lugar examinado en el marco de la teoría del habitar. Morfologías del habitar. 1. Configuraciones específicas de rasgos propios de patrones, paradigmas y tipos del habitar

Algunas notas leídas en las esferas de Peter Sloterdijk: Segundo fragmento

A la pregunta de inspiración gnóstica ¿Dónde estamos cuando estamos en el mundo? es posible darle una respuesta actual competente. Estamos en un exterior que sustenta mundos interiores. Con la tesis de la prioridad del exterior ante los ojos ya no hace falta proseguir con las ingenuas indagaciones acerca del posicionamiento del hombre en el cosmos. Es demasiado tarde para volvernos a soñar en un lugar bajo caparazones celestes, en cuyo interior fueran permitidos sentimientos de orden hogareño. Para los iniciados ha desaparecido el sentimiento de seguridad dentro del círculo máximo y, con él, el viejo cosmos mismo, acogedor e inmunizante. Quien quisiera todavía dirigir su vista afuera y hacia arriba se internaría en un ámbito deshabitado y alejado de la tierra para el que no hay contornos relevantes. También en lo más pequeño de la materia se han descubierto complejidades en las que somos nosotros los excluidos, los alejados. Por eso tiene hoy más sentido que nunca la indagación de nuestro “donde”, puesto que se dirige al lugar que los hombres crean para tener un sitio donde poder existir como quienes realmente son. Ese lugar recibe aquí el nombre de esfera, en recuerdo de una antigua y venerable tradición. La esfera es la redondez con espesor interior, abierta y repartida, que habitan los seres humanos en la medida en que consiguen convertirse en tales. Como habitar significa siempre ya formar esferas, tanto en lo pequeño como en lo grande, los seres humanos son los seres que erigen mundos redondos y cuya mirada se mueve dentro de horizontes. Vivir en esferas significa generar la dimensión que pueda contener seres humanos. Esferas son creaciones espaciales, sistémico-inmunológicamente efectivas, para seres estáticos en los que opera el exterior.
(Sloterdijk, 1998: 36s)

Un lugar pleno de sonido y calma

Joseph DeCamp (1858- 1923) La chelista (1908)


Desde la profundidad insondable de la caja de resonancia hacia la reverberación del último armónico: tal la extensión del lugar de la música. 

Prácticas sociales de concepción del habitar

Las prácticas de concepción  del habitar informan de un modo particular las construcciones materiales y simbólicas del habitar al configurarse, de modo más o menos consciente en estilos de habitar, los que son expresión física, existencial y simbólica de estilos de vida socialmente configurados.

Los estilos de habitar se manifiestan, al menos, en tres aspectos fundamentales. En primer lugar, constituyen prácticas de construcción de identidad, esto es, una sistemática proyección de una fisonomía particular sobre un escenario que se arregla según una legítima apropiación. En segundo término, también constituyen efectivos reservorios de memoria, toda vez que el estilo de habitar registra atavismos, tradiciones y costumbres que tienden a persistir a lo largo del tiempo, confrontadas siempre con las mutaciones históricas. Por último, existe un importante aspecto en lo que toca a la referencia, esto es, a la asignación recurrente de significado a las formas dispuestas en el habitar.

Un pequeño lugar piramidal (Primera revisión)

Marie Bashkirtseff (1858- 1884) Con el libro (1882)


Recientemente me he enterado que un filósofo, Peter Sloterdijk, ha estudiado la constitución existencial de las esferas. Allí donde yo he visto un pequeño lugar piramidal, Sloterdijk, mucho más astuto, ha visto la constitución de una pequeña pero significativa esfera, interfacial. La perspicacia del filósofo radica en hacer centro, no ya en la cabeza del individuo, sino en el lugar de la esfera propia del sujeto. Seguiremos en esto.

El papel de las ideologías en las prácticas sociales de concepción del habitar

Así como es necesario realizar un análisis profundo de los constructos simbólicos conscientes en torno al habitar, tanto como en las representaciones fantasmáticas, también es necesario revisar las ideologías al respecto.
Cabe preguntarse cómo el habitar burgués desarrollado en los Países Bajos en el siglo XVI, ha trascendido largamente su marco histórico y geográfico específico, del que todavía hoy quedarían relictos de naturaleza ideológica.
Cabe preguntarse también en qué medida nuestros propios modos de habitar suponen representaciones de naturaleza ideológica además de constructos simbólicos.

Cabe preguntarse, en fin, si es posible —y si es pertinente— buscar las formas y modos del habitar depuradas de falsa conciencia, esto es, sin ideología enajenante.

Espectáculo social total

Mihály Zichy (1827- 1906) Función en el teatro Bolshoi (1856)


En el tradicional teatro decimonónico la función constituye un espectáculo social total: los emplazamientos del público siguen una precisa ordenación según el status social y los espectadores concurren tanto para contemplar como para ser vistos, cada uno en su lugar. El escenario, por su parte, no es el único lugar en donde tiene lugar una representación.

Tres puntos acerca de una ética ambiental del habitar

Es posible enunciar tres puntos que perfilan de modo muy general una necesaria ética ambiental del habitar
·         Las relaciones entre el ambiente habitado y el ambiente natural deben concertarse racionalmente a efectos de sustituir un insostenible modelo de explotación de recursos por un marco de gestión sustentable de la habitación en el ambiente.
·         La consideración ética de las actividades del habitar tienen en la ética ambiental un contexto pertinente y en la sustentabilidad un horizonte.

·         La ética ambiental, por imperio de su propia constitución, tanto pragmática como reflexiva, exige la constitución efectiva de un valor ético unitario y sintético en el habitar del hombre

Para entendernos mejor, hoy: Configuración genérica del lugar

Definición
1. Forma genérica que adopta en principio todo lugar, que determina en el sujeto una percepción y comprensión fundamental de su habitar. ║ 2. En el primer modo, el lugar es portador de una configuración de esfera, esto es: la mención deíctica aquí señala un centro de esfera que tiene por diámetro una extensión vagamente definida, pero relativamente clara, delimitada por la indicación complementaria de un allá relativo. ║ 3. En el segundo modo, el lugar puede considerarse un hito señalado en una o más sendas, que adoptan la figura de un laberinto.

Algunas notas leídas en las esferas de Peter Sloterdijk: Primer fragmento

Que la vida es una cuestión de forma es la tesis que conectamos con la vieja y venerable expresión de filósofos y geómetras: esfera. Tesis que sugiere que vivir, formar esferas y pensar son expresiones diferentes para lo mismo. De todos modos, la alusión a una geometría esférica vital sólo tiene sentido cuando se admite que existe una especie de teoría que sabe más de la vida que la vida misma; y que allí donde hay vida humana, sea nómada o sedentaria, surgen globos habitados, ambulantes o estacionarios, que en cierto sentido son más redondos que todo lo que puede dibujarse con círculos.
(Sloterdijk, 1998: 22)

Paseo marítimo

Vincenzo Cabianca (1827- 1902) Mármoles en la marina de Carrara (1861)


Un emplazamiento costero se valora especialmente en el modo que acondiciona su borde: supone considerar cómo nos situaremos allí para interactuar con el horizonte.

Plumas ajenas: Luisa Urrejola

La importancia de determinados “lugares” para la realización de estos acontecimientos sociales es que al tener un carácter ritual y repetitivo requieren un “escenario” apropiado para llevarse a cabo, lo que no solo tiene que ver con la plataforma física, con la “base” del despliegue de la acción; tiene que ver ante todo con un “ambiente” ad-hoc donde resulte fácil desarrollar el “juego ritual de tener un yo” (Goffman, 1970).

(Luisa Urrejola, 2005)

Aquellas estaciones ferroviarias

William Powell Frith (1819- 1909) La estación de ferrocarril (s/f)


Es un ejercicio de la nostalgia recordar estas vastas estructuras del siglo XIX, en donde tanta gente se reunía y se separaba con frenesí.

Buena vida y experiencia estética

En el plano de la buena vida trascendente, la experiencia estética es peculiarmente valiosa en tanto ésta afecta enérgicamente ciertos cambios en el rumbo de la existencia cuando ofrece evidencias perceptibles en las formas de lo real.
El sujeto se constituye en su historia, no exclusivamente, pero no en una menor parte, a través de reveladoras experiencias cuyo principal componente es una crítica emoción estética.

La buena vida no sólo se caracteriza por un contenido moral fundamental confrontado con los azares de la fortuna, (Innerarity, 1999), sino que incluye un contenido de hondas y perdurables experiencias estéticas que compendian y estructuran la experiencia vital del mundo tal cual aparece.

Emblemas

Luis Jiménez Aranda (1845- 1928)
Dama en la Exposición Universal de París (1889)


En muy contadas ocasiones una realización arquitectónica o ingenieril se convierte en un emblema urbano. Ese es el papel de los objetos singulares. Desafortunadamente, no cualquier edificio puede devenir un emblema; de ello se infiere que los arquitectos deberían considerar con mucha humildad la tarea de urdir objetos singulares.

El lado interior

Aludir a aquello que sucede en el interior habitado supone, por una parte, tratar con el contacto íntimo y directo que tienen los actos del habitar —las estancias, los tránsitos y la trasposición  de límites— con el comportamiento reactivo de las zonas más sensibles de la piel arquitectónica.
Se trata entonces de texturas que se denotan en el contacto directo.  También implica, por otra parte, atender al orden de vínculos entre la contextura de los cuerpos que allí moran y la propia de la arquitectura.

Más allá de cualquier determinación funcional específica, en cada recinto interior, el cuerpo se abandona a su estar y cada recinto es entonces una estancia particular. El término estancia designa aquí dos entidades distintas, pero íntimamente articuladas y referenciadas entre sí: por una parte, significa la resultante de una actitud subjetiva al estar en un sitio, por otra, significa el lugar arquitectónico que es el escenario del acto de habitar estando allí. En la sala de estar generalmente adoptamos una actitud formal, aunque distendida en el caso de que se trate de nuestra sala; observamos una etiqueta que consideramos adecuada a la situación de interacción social entablada; habitamos allí en la escala pública del sistema de recintos privados. En la alcoba, en cambio, aliviamos nuestra vestidura e investidura; adoptamos una conducta más personal; experimentamos una escala más privada e íntima del recinto más reservado.

Para entendernos mejor, hoy: Apropiación

Definición
1. Acción y efecto de hacer un lugar propio de algún habitante ║ 2. Acción y efecto de considerar o adjudicar a un lugar el carácter de conveniente para desarrollar allí ciertas actividades.

Arcos y bóvedas

Antonio Joli (1700- 1777)
Vista de Londres desde una columnata con una vista distante de San Pablo y del puente Old London (s/f)


Ya me lo ha dicho mi esposa: los arcos y las bóvedas proponen ritmos al espacio. Quizá sea porque salvan el desafío a la gravedad con saltos airosos, los arcos y las bóvedas ennoblecen el lugar.

Características del campo del habitar

Los fenómenos de la habitación se desarrollan en un campo espaciotemporal específico. Este campo tiene ciertas características:
·         Una primera característica de este campo es la discontinuidad. la habitación se desarrolla en modos específicos según se configure un acontecimiento en un lugar, a la vez que se diferencia significativamente de otros acontecimientos que se desarrollan más allá, antes o después, de los confines del lugar.
·         Una segunda característica es la anisotropía de la estructura espaciotemporal del campo. Los valores relativos de la intensidad de los fenómenos varían, dentro de los confines de un lugar, de un modo propio y específico constituido por la forma y figura del fenómeno habitable.

·         Otra característica importante es la heterogeneidad. Los fenómenos habitables se desarrollan según modos diferenciados significativamente, adoptando tonos, escalas y desarrollos idiosincrásicos, más allá de las relativas recurrencia en sus representaciones culturales.

Una contundente cárcel

Fabio Borbottoni (1820- 1902) La cárcel de Stinche en Florencia (s/f)


Las similitudes entre esta cárcel decimonónica y ciertos conjuntos de viviendas modernas pueden hacernos pensar que en estos últimos la idea subyacente en su concepción es el confinamiento.

Los bienes arquitectónicos

A lo largo de la historia de la actividad arquitectónica profesional se han construido positivamente ideas, nociones y conceptos en torno a los bienes arquitectónicos, esto es, a los diversos aspectos que adquieren las producciones arquitectónicas en relación a valores.
Es así que, en los hechos, hay un amplio consenso en que, al menos, hay tres formulaciones fundamentales para dar cuenta de los bienes arquitectónicos, en el marco del desarrollo profesional de la actividad. Estos bienes son:
1.       Sinceridad constructiva y probidad eficaz en el oficio
2.       La adecuación a la función: la funcionalización ética
3.       El decoro y la forma digna
Estas tres fórmulas caracterizadoras de los bienes arquitectónicos deben implicarse mutuamente y sintetizarse en un bien positivamente definido, propio de lo arquitectónico en el seno de la vida social y entendida como actividad social de producción.

Así, el fenómeno de la moralidad específico a la empresa social arquitectónica tiene un marco general de sentido en la ética ambiental y en la consecución de la buena vida, un horizonte ético específico.

¿Viviendas de interés social o residencias?

La vivienda de interés social, en definitiva, tiene un propósito explícito: es un producto concebido, planeado y construido para ponerla a disposición de las familias de escasos ingresos y dentro de su alcance.
Esto es, despojado de todo eufemismo técnico; alojamiento esencial, necesario y barato para los pobres. Quizá sea oportuno confrontar esta conceptualización con la idea de residencia. Una residencia no se constriñe a brindar alojamiento a sus habitantes, sino que constituye a la vez, una construcción y un constructo: estructura compleja de ideas, aspiraciones, proyecciones y representaciones del habitar pleno de la morada. Una residencia, es no sólo necesaria, sino que comprende diversas posibilidades facultativas. Una residencia no es necesariamente barata, sino que constituye un costo razonable en correlación con su valor de uso, de cambio y simbólico. Una residencia que merezca el nombre de tal —sea fastuosa o modesta— es digna de quienes la habitan y es portadora de identidad, memoria y referencia significativa.

Cuando consideramos el término residencia entendemos implícita y necesariamente un lugar adecuado, digno y, a la vez, decoroso.

Escalinata

Hubert Robert 81733- 1808) Escalinata en el Palacio de Caprarola (s/f)


Hay veces que los arquitectos consiguen volver realmente monumental el acto de ascender y descender. Una simple escalera vence el obstáculo de la altura, mientras que una escalinata homenajea a quien la usa. No obstante, es necesario tener en cuenta que también es una barrera a la accesibilidad universal.