Para entendernos mejor. Hoy: Cámara

1. Habitación destinada al descanso, al retiro y a al desarrollo y formación de un sujeto. ║ 2. Aposento equipado para el desarrollo cómodo  y reservado de estas funciones.
Pertinencia
Toda cámara representa una instancia especial de primera articulación de una casa: frente a la sala de proyección pública, la cámara se destina al ámbito privado.
Comentario
Cuando se especializa funcionalmente la principal articulación interna de la casa, (la articulación público/privado) la cámara se acondiciona para su uso privado. Toda vez que se encuentre un ámbito reservado para el retiro de un sujeto, tenemos la ocurrencia de una cámara. En el caso del alojamiento de una pareja constituida en torno a su interacción sexual habitual, la cámara se especifica como una alcoba (Véase). El concepto propio de cámara no se restringe al descanso —con lo que la cámara se reduce a un simple dormitorio—, sino que se destina principalmente al retiro del sujeto constituyendo un ámbito apropiado para su desarrollo y formación.
Como ámbito de retiro privado, entonces, la cámara no sólo alberga la función del descanso, sino que incluye el trabajo, el juego o el estudio en sus dimensiones domésticas. En los palacios del siglo XVIII, es frecuente asignar cámaras diferenciadas a los integrantes de la pareja principal (chambre du roi, chambre de la reine). En las viviendas contemporáneas, los dormitorios de los hijos albergan con muy poca holgura las funciones que de todas maneras se llevan a cabo.
En función a la extensión y el equipamiento disponible es posible adoptar todas las actitudes corporales, aunque en la actualidad tiende a hacerse dominante la yacente, implementada por niños y adolescentes no sólo para descansar, sino también para ver televisión, conectarse a Internet y, aún, estudiar. Suele ser una demanda adolescente relativamente frecuente contar con algún equipamiento que permita una actitud relajadamente sedente, como complemento confortable al pequeño escritorio o mesa acompañado por una o más sillas.
En cuanto a su diferente proyección social de la cámara, esta es en principio un ámbito íntimo, poblado principalmente ya por sujetos jóvenes (niños, adolescentes, adultos solteros) o ya por adultos mayores solos. Los sujetos con capacidades diferentes adecuan especialmente este ámbito a sus necesidades particulares. Los sujetos de diferentes géneros suelen acondicionar de manera diferencial sus respectivas cámaras.
En una cámara se llevan a cabo todos los rituales implicados por el ámbito íntimo: el sueño, el retiro, la composición del personaje mediante arreglos corporales y vestimentarios, el estudio, así como ciertos trabajos y aficiones que demandan reserva.
Los rituales del descanso exigen, como en el caso de la alcoba una adecuada insonorización, un lecho confortable, y una temperatura regulada con precisión. El retiro exige una localización relativamente apartada de los ámbitos de interacción social de la casa y un acceso directo a través de corredores, pasillos o rellanos.
En consonancia con los rituales, las formas de uso se desarrollan con más o menos holgura y confort, según la extensión y la disponibilidad de equipamiento, así como el estilo de vida desarrollado efectivamente por el sujeto, en el proceso vital en que va adquiriendo más autonomía.
Los dormitorios contemporáneos que asumen el papel de cámaras resultan tan estrechos que la ubicación de la cama es crítica y la disponibilidad de espacio para otras actividades es residual.
Ilustraciones

Egon Schiele (1890-1918)
La habitación propia en Neulengbach (1911)

La habitación del artista pobre ha preludiado quizá la noción de Existenminimum, tan cara a la Arquitectura Moderna. El propio autor habitante apenas cabe en la distorsión de la perspectiva. Ahora casi todos padecemos estos espacios concebidos por los Contabilizadores del Aire.

Fabio Cipolla (1852- 1935) Agradable lectura (1935)

Todo parece indicar que nuestra actual idea de intimidad se origina en el hábito de la lectura para sí mismo, en voz baja. Ahora bien, ¿no tendrá algún papel histórico en este asunto, la disponibilidad de buenos espejos y la especialización funcional de los ámbitos domésticos?

Adolph von Menzel (1815- 1905)
El dormitorio del artista en la Ritterstrasse (1847)

La cuestión del uso de los términos es crucial. Si pensamos en un dormitorio, los arquitectos pensamos en un reducido espacio en el que a duras penas entran una o dos camas y poca cosa más. Pero si pensamos en una cámara, podríamos tener en cuenta que deberíamos ser más generosos en las dimensiones y en el equipamiento, en busca de un lugar al que cierta persona pueda retirarse.

Nicolas Bernard Lépiciè (1735- 1784) El despertar de Fanchon (1773)

He aquí un verdadero dormitorio: el lugar de descanso de la sirvienta es el cobijo reducido a lo estrictamente necesario. Con el tiempo, muchos de nosotros descansamos en modernos dormitorios que también han sido reducidos a lo esencialmente necesario, inspirados en tal modelo, pero que pueden ser relativamente aún más pequeños.

Santiago Rusiñol (1861- 1931) El alojamiento de Erik Satie (1891)

El habitar a veces se constriñe a un elemental alojamiento. Es preciso acercarse todo lo posible al calor del hogar y disponer, al menos, de un espejo.

Hermann Fenner-Behmer (1866- 1913) El ratón de biblioteca (1910)

Como los niños que todavía son, los adolescentes tienen mucho que aprender, sólo que ahora necesitan saber de las cosas con la propia piel. Para ello, necesitan un ámbito generoso y cálido.

Carl Heinrich Bloch (1834- 1890) El actor Kristian Mantzius en su estudio (1853)

¿Dónde, si no es en la cámara privada, es posible y adecuado retirarse a componer uno su personaje? Tal actividad, especialidad profesional de los actores, es un perfeccionamiento de aquello que, antes o después hacemos todos. Para eso es que tenemos que disponer de un lugar.

Lucius Rossi (1846- 1913) En el boudoir (1869)

El boudoir es un lugar para retirarse y llenar de identidad decididamente femenina. Así como los términos cámara o alcoba señalan con mayor especificidad los ámbitos de recogimiento íntimo propios del sujeto o de la pareja conyugal, el vocablo boudoir señala con precisión el lugar propio de la mujer para estar consigo misma, en la compañía ronroneante del gato.

Véase también

Alcoba

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