Los
primeros agentes productivos del habitar son los comitentes. Sin su presencia, poder, solvencia y demanda, no sería
posible ninguna transformación concreta del hábitat. En condiciones primitivas
de producción, el poder de realizar demandas efectivas está limitado a muy
pocos individuos. El origen de las construcciones de cierta complejidad
técnica, tales como los crómlech de Stonehenge, sólo puede tener lugar en el
seno de una sociedad radicalmente estratificada, en donde unos pocos poderosos
puedan imponer a grandes masas un trabajo relativamente penoso y dilatado en el
tiempo.
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