Umberto
Eco en La estructura ausente (1968)
propone considerar la arquitectura una suerte de humanismo práctico.
Se
puede interpretar esto como el conocimiento y cultivo de la propia condición
humana en una forma no meramente especulativa.
Una
Teoría del Habitar podría forjarse así, siempre y cuando:
·
Se considere a los hombres concretos y no una mera figuración operativa.
·
El interés por el hombre es el interés por el fin último de todo obrar
humano, y entre los aspectos del obrar, destaca la arquitectura.
·
Apreciar que el hombre produce todas sus cosas y también a sí mismo.
Así, un humanismo práctico tiene sus aspectos
manifiestos: cognoscitivos, éticos y estéticos.