El valor de la calma

Victor Borisov-Musatov  (1870–1905) Dama en mecedora (1897)

Ocio [...] viene del latín otium. El otium se traduce más bien por pausa. El ocio es un momento de detenimiento. El ocio implica tomar el tiempo necesario para reflexionar, es decir para no atender a las necesidades imperiosas -propias de los animales- sino para pensar en quienes somos y dónde estamos. El ocio no nos dispersa sino que nos hace humanos. Tomar el tiempo necesario hasta ver qué se puede hacer, que se tiene que hacer es una manifestación propiamente humana.
Pedro Azara, 2017

¿Y si toda la virtud de la condición humana radicara en esa puro diferimiento de la acción, del impulso instintivo, de la agitación irreflexiva?
¿Y si toda virtud específicamente humana no estuviera fundada sino en una profunda calma?

¿Y si toda virtud, en definitiva, proviniera de una calma esencial, existencial, constitutiva? 

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