Habitando el discurrir

Richard Westall (1765- 1836) George Gordon Byron (1813)

Tremenda pregunta que te invito a formularte: "¿Dónde estás cuando estás pensando?"
Manuel Delgado, 20171

En verdad es una excelente pregunta.
No se responderá aquí sobre la localización física del cuerpo del pensante. Allí donde se sitúe el cuerpo, allí es que la conciencia trabaja a su modo.
En realidad, debe ajustarse algo la formulación de la cuestión. ¿Dónde estás (existencialmente) cuando estás pensando según qué modo? Así, la pregunta es por el estatuto que adopta la habitación del lugar según qué modos de operar adopte la conciencia.
Tiene mucha razón nuestro autor citado: discurrir, meditar, reflexionar suponen, recíprocamente pensar y marchar. Es caminando que nuestra conciencia ha aprendido a discurrir, a recorrer —a su manera— espacio y tiempo. Discurrimos en estado de marcha, por más que nuestro cuerpo repose plácido. Por ello, en aquí, por el Río de la Plata, decimos que cuando un sujeto se enfrasca en sus pensamientos, está ido. Es que no ha recorrido la dirección de la vuelta. Cuando meditamos profundamente, habitamos el discurrir, que no es un lugar físico concreto, sino un habitus, una práctica de la consciencia.
Pero la reflexión no es el único hábito de la consciencia, por más que goce de merecido prestigio entre los intelectuales. Existe un pensamiento situado y también un pensamiento eventual, que corresponden a otros tantos modos de habitar nuestros lugares. Pero esto será materia de otras entradas.

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