Formas tenues de la arquitectura

Édouard Boubat (1923 -1999) Pareja en paraguas (1956)

Antes de prestar tanta atención a la arquitectura de piedra, ladrillos, madera, hierro y cristal, formas arduas y pesadas, cabe considerar ciertas formas tenues de la arquitectura.
Hoy no se trata de la levedad de los sueños, ni a las abstracciones de la representación, sino de los sutiles gradientes energéticos que originan lugares habitables.
Cosas tales como una fresca y reparadora sombra en una solana, allí donde la piel agradece la confortación de un circunstancial amparo.
Cosas tales como una mancha de luz que se inmiscuye en las penumbras de un interior, allí donde refulge quedo algo que tenemos por propio.
Cosas tales como un medido murmullo, que sólo toca a nuestros oídos, envolviendo al emisor e interlocutor en una sutil membrana de complicidad.
Cosas tales como un sutil perfume que puebla el abrazo de los amantes.

Cosas, en fin, que dan forma a los lugares que efectivamente habita nuestro cuerpo y que, por ello, merecen una peculiar atención arquitectónica. 

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