Ciertas puertas

Vivienda de interés social en Montevideo

En una recorrida por varios conjuntos habitacionales en construcción he notado un pequeño pero revelador detalle.
En nuestro caso, se trata de viviendas de interés social construidas en régimen cooperativo. Lo que se desarrolla en este marco son agregados residenciales signados por severas restricciones en áreas construidas, terminaciones y presupuesto. Por lo general y aunque hay honrosas excepciones, domina un lenguaje arquitectónico empobrecido, una tectónica desmañada con detalles dolorosamente descuidados y una general austeridad.
Pero llaman la atención las puertas. No es que sean de calidad excepcional —nada aquí la ostenta— pero sí son  un punto presuntuosas en su contexto.
Hay que decir que quienes deciden los suministros son los propios cooperativistas y usuarios finales, que tienen serias limitaciones presupuestales para, por ejemplo, adquirir puertas blindadas. Examinadas con atención, no resultan tan genuinas en su calidad material como hechiceras en su aspecto.
Y la clave está, creo, en que el picaporte de la puerta de entrada es lo primero que toma en su mano el orgulloso poblador. Se puede ahorrar en la superficie de las alcobas y dormitorios (ni qué hablar de la sala). Se puede ahorrar en adecuada aislación térmica y humídica. Se puede ahorrar en caminería e iluminación en el conjunto.

Pero nada como abrir la puerta de la casa propia.

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