Dimensiones de las ceremonias del habitar. La elaboración de los alimentos (IV)

Del taller de Francesco Bassano La comida de los patricios (s/f)

Las dimensiones propiamente existenciales de la elaboración de los alimentos muestran un doble compromiso.
Por una parte, la cocina se ejerce siempre desde el conato, la presunción y la proyección de renovadas modalidades de elaboración, de incorporación de nuevos productos, la aplicación de novedades en los procesos y las más imaginativas mixturas. El mejor plato es el que lograremos preparar en un futuro, en donde resplandezca toda nuestra especial creatividad. En este sentido, el arte de la cocina es una actividad de las más creativas e innovadoras. Nuestro apetito siempre adquiere renovadas formas que no se sacian de un modo meramente cuantitativo.
Pero también es cierto que la elaboración de los alimentos también es deudora de la tradición, la memoria y del recuerdo de ceremonias del gusto ya vividas, peculiarmente las que nos vinculan con nuestros antepasados. Hay un valor especial en el aroma de una sopa materna o de alguna especialidad experimentada en la temprana infancia. Incluso uno de los aspectos de la propia innovación es, en ocasiones, el rescate de algún producto o elaboración rescatada del fondo del olvido.

Así, en torno al fuego, el cocinero acecha bifronte.

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