LA
VUELTA
Al cabo de los años del destierro
volví a la casa de mi infancia
y todavía me es ajeno su ámbito.
Mis manos han tocado los árboles
como quien acaricia a alguien que
duerme
y he repetido antiguos caminos
como si recobrara un verso
olvidado
y vi al desparramarse la tarde
la frágil luna nueva
que se arrimó al amparo sombrío
de la palmera de hojas altas,
como a su nido el pájaro.
¡Oué caterva de cielos
abarcará entre sus paredes el
patio,
cuánto heroico poniente
militará en la hondura de la
calle
y cuánta quebradiza luna nueva
infundirá al jardín su ternura,
antes que vuelva a reconocerme la
casa
y de nuevo sea un hábito!
Jorge
Luis Borges, 1923