El sentido profundo del confort (II)

Eugène Delacroix (1798 –1863) Mujer de Alger (1835)

Hay un segundo componente del concepto de confort que se despliega asignado a la dignidad propia de las personas.
Toda vez que en arquitectura tratamos con personas antes que con cosas, es preciso propender al bienestar de aquellas, en reconocimiento comprometido por su condición humana. Hay en este aspecto del confort un valor de situación condigno con la condición específica humana de los sujetos, que exige satisfacción en sus propios términos: se arregla con confort una vida que cuenta con una cultura dada, con una situación histórica y social determinada. Por ello, el confort no se contenta con constituir un estado físico, sino que constituye una situación socialmente entendida de bienestar.
Y aquí hay una segunda razón para tomar distancia de la banalización del sentido contemporáneo y dominante del confort.

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