Notas para una filosofía del habitar (XIV) Referencia, significado y sentido


Étienne-Louis Boullée (1728- 1799) Cenotafio de Turenne (1786)

En la actualidad es preciso cuidar y especificar tanto el acceso cognoscitivo a las entidades que son materia sometida a examen, tanto como cultivar con rigor una terminología precisa y, asimismo, desarrollar con apreciable prudencia y método un discurso que cierre la figura.
Las relaciones mutuas que tienen entre sí las cosas, las palabras y los discursos son arduas de definir y conflictivas en su constitución. Es por ello que hay que tomarse las cosas, las palabras y los discursos con mucho cuidado. Porque son precisamente estos los falibles instrumentos con los que construimos conceptos a título de conjeturas sobre lo real.
Tengo para mí que referencia, significado y sentido son apuestas o conatos que el pensamiento propone a la discusión con los semejantes y con la propia realidad.
Así, la relación entre una cosa y la palabra que pretende designarla es una referencia revisable que aguarda la prueba negativa del argumento de su inadecuación. Hasta ese entonces, el término habitar parece nombrar /una conducta observable, describible e interpretable de los seres humanos en los lugares que pueblan/. La relación entre el término y el ‘hecho’ es una referencia propuesta.
Por su lado, el término habitar se relaciona con el discurso que la incluye e implementa. Esta relación es convencional y suele entenderse como significado. El desarrollo coherente del discurso ajusta permanentemente el significado, con lo que el significado corriente o inicial cuando emerge una teoría a su respecto, se va pormenorizando en forma sucesiva y progresiva.
Por último, la figura conceptual se cierra con la relación entre el discurso que se desarrolla acerca del habitar y el habitar mismo, tal como se presenta a la conciencia histórica en su circunstancia. A esta relación se le suele denominar sentido.
En un modo análogo al andar de una persona en una bicicleta, el concepto de habitar se va construyendo y manteniendo vivo en la medida en que giren, concertados, una referencia, un significado y un sentido aliados y confabulados con el saber de su materia. Pero, cuando uno detiene críticamente este movimiento armónico, todo se viene al suelo. Y hay que empezar de nuevo.

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