Stanley Kubrick
(1928-1999)
Los
animales semovientes practican el lugar hendiéndolo con la marcha.
Pero quizá
sólo a los seres humanos le es dado construir, con tal práctica, una dimensión
primordial en su mundo. Un mundo que no cesa en abismarse hacia adelante.
Porque es posible desandar el camino o detenerse para reordenar las cosas del
mundo, entonces la vida puede ser comprendida como una marcha pertinaz, en una
asociación inescindible de espacio y tiempo. Porque es posible y oportuno
discurrir mientras se marcha, duplicando simbólicamente la actividad en una
producción de sentido. Porque es posible y acaso inevitable dolerse con la
marcha sin retorno del ser querido y más deseado. Porque vivir, en un sentido
fundamental, es marchar, perduramos en el hábito que comienza por rasgar el
lugar.

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