La
tercera de las diez condiciones es que un lugar es un nudo de relaciones de hospedaje. (Sloterdijk, 2004:383)
Bajo
la denominación relaciones de hospedaje, nuestro autor caracteriza unas
condiciones específicas que vinculan a las personas entre sí y con los lugares.
La
articulación propio/ajeno hace del hospedaje una función de identidad: el lugar
propio es allí donde y cuando tengo legítimo lugar como sujeto, mientras que, a
la vez, se me sustrae esa condición de otros lugares, en función a la carencia
relativa de vínculos interpersonales y
de localidad adecuados.
Cada
lugar, entonces, es un nudo que articula a su modo a quiénes convoca y de qué
modo.
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