La necesidad imperiosa de urbanógenos (IV)


La ciudad contemporánea sobrevivirá a sus arquitectos, urbanistas y promotores inmobiliarios.
Si se piensa bien, proliferan en excesos las amenazas de muerte a la ciudad infligidas por la acción de estos bienintencionados agentes. ¿Acaso no abundan los edificios que se desentienden de su contexto, los planes de renovación urbanística que avanzan hacia la segregación socioespacial y acciones gentrificadoras en donde sobran pobladores?

La única esperanza es que, cada tanto, se siembren, por aquí y por allá, semillas de una ciudad futura que renacerá entre los fragmentos del páramo. Ojalá sucedan urbanógenos y quieran los dioses que sepamos resguardarlos, cultivarlos y dejarlos ser una ciudad digna de vivirse.

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