Alternativa a la ciudad inmobiliaria


Montevideo

El modelo de desarrollo urbano que se ha consolidado en los últimos años, donde el mercado inmobiliario es el único gestor de la satisfacción de la necesidad de vivienda, ha tenido como consecuencia directa la implantación de una suerte de ciudad inmobiliaria. La constitución de este modelo como visión hegemónica del hecho urbano ha pasado por presentar los intereses particulares de la clase capitalista como los intereses de toda la sociedad, acompañándolo por un discurso fuertemente ideologizado, que ha construido un imaginario colectivo que asume la vivienda como una mercancía, en su doble condición de bien de uso y depositaria de patrimonio. Este modo de producir ciudad ha obviado la condición equidistributiva originaria del urbanismo y, acompañada por instrumentos jurídicos que han configurado un nuevo marco de actuación, ha desencadenado una grave crisis habitacional y un espacio social cada vez más segregado y estratificado.
Cristina Fernández Ramírez, Eva García Pérez, 2014


Es necesario entender de una vez por todas que la ciudad contemporánea está sumida en una grave crisis habitacional.
La ciudad inmobiliaria está disgregando a la ciudad histórica: el territorio social se vuelve cada vez más laxo y anómico. El mercado, librado a su peculiar lógica de funcionamiento, segrega la población y estratifica los alojamientos. Corremos el riesgo de atosigarnos con estructuras arquitectónicas que terminarán por no satisfacer otra demanda que la pura mecánica especulativa, mientras que la habitación efectiva de cada vez más anchas mayorías sociales se ven expulsadas y diseminadas por una urbanización difusa y amorfa.
El pensamiento y la acción urbanista públicas deben conquistar un protagonismo que salvaguarde el interés general, so pena de perecer en la distopía catastrófica.

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