Margarethe
Michaelis (1902-1985)
El
lugar, dijimos, se conforma humanamente estructurado y localmente configurado.
Esta
tensión tiene consecuencias éticas, prácticas y metodológicas. Así, en el
reconocimiento, consideración y respeto de toda estructura fundamental del
lugar tenemos un resguardo ético con lo humano como condición. Por otra parte,
en las condiciones locales y de circunstancia, tenemos a disposición los
recursos prácticos para la consecución del acondicionamiento habitable del
lugar. Al análisis pormenorizado de estos aspectos le sigue, necesariamente,
una síntesis que haga de la arquitectura del lugar una unidad allí donde el
sujeto tenga lugar.
Y si lo
humano se enseñorea sobre las circunstancias, entonces brilla en todo su
esplendor la libertad humana finalmente conquistada. ¿Nos será posible esta
forma de la felicidad?
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