La vida sorprendida en su acontecimiento


Géraldine Lay (1972)

Los arquitectos ocupados en el estudio del habitar debemos observar con ahínco la vida sorprendida en su acontecimiento.
Sólo así podremos ponernos a la altura del desafío por mejor servir a la condición humana. Porque sólo si somos capaces de conocer, reconocer, cuidar y albergar la existencia de las personas allí donde tengan lugar, podremos cumplir con el imperativo socioprofesional auto impuesto. Éste no es otro que permitir que todos los gestos, todas las coreografías y todas y cada una de las efusiones del habitar se desarrollen de modo a la vez adecuado, digno y decoroso.
Por eso no podemos olvidar que nos debemos, antes de cualquier otra cosa, a la vida de nuestros semejantes.

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