Berenice Abbott
(1898-1991)
Mientras
que la construcción combina entre sí diversos materiales, la arquitectura del
lugar aúna estructuralmente los más variados gestos de los cuerpos.
Es que
puertas adentro de una arquitectura “dura” de ladrillo, madera, hormigón y
acero, se desarrolla a su modo una arquitectura laxa de la vida que consigue
tener lugar allí. Por lo general, la arquitectura “dura” constriñe y sofoca a
la arquitectura laxa. Aunque la vida experimenta un relajado alivio cuando
consigue, a pesar de todo, concluir por prevalecer.
Si a
una mesa, como cosa en sí, le basta con un tablero y un juego de patas bien encoladas,
al lugar vivido y exultante de una mesa lo animan sólo las conversaciones de
las personas que en torno a ella se sientan, el cruce de sus recíprocas miradas
y esa especial complicidad que guardan entre sí los que pueblan una mesa
servida.
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