Pierre Jamet
(1910-2000)
Donde
hay estancias hay demoras, ensimismamientos y querencias.
El
cuerpo opta, en ciertas circunstancias, por esperar, por detener su marcha, por
arrimarse a un enclave propicio. El sosiego, entonces, inaugura la razón de ser
de las estancias. Es entonces oportuno ahondar en una región serena. Son los
muros de las habitaciones los que amparan la placidez de la demora del cuerpo
del bullir del mundo. Y son estos muros también los que disponen la luz, el
calor, el sonido y las fragancias del ensimismamiento. Bajo el imperio del
cielo, la cubierta cobija la querencia y atravesando los suelos, las personas
echan raíces de memoria, diseminan afecto y ofrendan volver, una y otra vez, a
las cordiales rutinas de las estancias que siempre están allí, esperando.
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