El habitar como proyecto social

Si habitar es un proyecto, entonces lo que habitamos es un proyecto.
No es por cierto un proyecto elaborado unitaria y acabadamente por una personalidad —benigna, maligna o indiferente— sino que es un proyecto social. Este proyecto social no por tácito es menos operativo: lo que la realidad del hábitat constituye es efecto necesario de un proyecto. No es un fruto espontáneo de las puras energías de la naturaleza, ni del azar.

El proyecto social del hábitat es una resultante efectiva tanto de la continuidad histórica como de la ruptura crítica y es el resultado de un concreto concierto social tanto expresado por afinidades solidarias como por conflictos competitivos.

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