Paisaje



Entendemos por paisaje una extensión territorial percibida efectivamente y de un modo unitario desde un sitio dado.
La unidad del paisaje radica en su carácter de escena ofrecida a una percepción situada efectivamente en sus confines territoriales. Si bien en nuestra civilización predomina notoriamente la percepción visual —con lo que todo paisaje supone una perspectiva—; en realidad, el paisaje se percibe con una síntesis plural y compleja de datos sensibles: el oído, el tacto, el olfato y la cinestesia aportan lo suyo. El paisaje supone un percepto complejo y no obstante constituye una unidad de síntesis.
El paisaje, de este modo, no es simplemente el referente objetivo que impresiona nuestros sentidos, sino que, de un modo concreto, es el percepto efectivo construido en la interacción de la escena objetiva y la percepción subjetiva. En otro lugar hemos caracterizado el paisaje como una estructura vincular objetiva-subjetiva de naturaleza ambiental.
Así como el territorio constituye una estructura vincular objetiva-subjetiva caracterizada por la categoría del dominio, el paisaje constituye otra estructura vincular signada por la categoría de la percepción.

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