La arquitectura como hecho social total

La arquitectura como actividad social de producción puede describirse como un ciclo iterativo caracterizado como una secuencia de: una demanda, un proyecto que la interpreta y promueve una construcción, una obra edificatoria o transformadora y la implementación habitable de los bienes producidos.
Este planteo permite concebir la arquitectura como hecho social total, esto es, que la arquitectura es el resultado efectivo de la acción estructurada de distintos actores sociales. También permite observar el carácter crónico de la actividad de transformación habitable del ambiente: la arquitectura, en esta visión no cesa de producirse a lo largo de la historia de la vida social.

En consecuencia, la arquitectura es algo mucho más extenso, comprensivo e inclusivo que aquello que hacen los arquitectos.

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