Pasajes

“La vida parisina es fecunda en temas poéticos y maravillosos. Lo maravilloso nos envuelve y nos empapa como la atmósfera; pero no nos damos cuenta”, afirmaba Baudelaire en 1846.
El simple y cotidiano hecho de entrar en un determinado pasaje, experimentar su senda interior y salir de alguna manera transformado, es una pequeña maravilla de la que debemos darnos cuenta.

Parte del prosaísmo de la vida cotidiana proviene de nuestra incapacidad para dar oídos a la poesía mansa y tenue de los lugares.

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