Baustelier
Gropius. Dessau, Alemania. 1927-8 (Edward Curtis)
En
torno a la noción de Existenzminimum
se ha construido no poca ideología arquitectónica. Esta ideología ha amparado y
cobija aún las miserias que el cuerpo profesional arquitectónico inflige a las
amplias masas desfavorecidas a título de vivienda
de interés social.
Puede
que abandonemos esta prehistoria teórica cuando sustituyamos esta noción por el
concepto de tamaño conforme.
El
ejercicio de la arquitectura tal como un humanismo práctico propenderá a juzgar
con certeza cognoscitiva y buen sentido ético, la medida conforme de los seres
humanos, la medida conforme de sus deseos, la medida conforme de sus sueños.
Hay
que dejar de medir las moradas del hombre con la mezquindad de la cinta métrica
y el escalímetro, para dejar crecer las coreografías de la vida liberada… y
acondicionar sus atmósferas.
Hay
que dejar de constreñir el sueño del hombre con hormigón armado para dejar
abrir los brazos a la alegría de vivir… y rozar con levedad las yemas de los
dedos.
Hay
que dejar de apretar el gesto del cuerpo del hombre con las muecas del dibujo
despótico para dejar crecer el ritual cotidiano de hallarse en un lugar en el
mundo.
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