Eduard
Kasparides (1858-1926) Noche de luna
llena (s/f)
La
locución “buena vida” suele asociarse a la opulencia, al consumo refinado y a
la exclusividad.
Cabe pensar si es, en verdad, una
buena vida deseable aquella que deba ser confinada más allá de la abrumadora mayoría social.
Una
economía que se sustenta en la estimulación obsesiva del consumo tiende a hacer
pensar que la opulencia es una clave: Tanto
tienes, tanto vales. Una sociedad
sometida al consumo desenfrenado, tiene a la refinación de este comportamiento
como clave de la consumación de los personajes. Una sociedad y una economía
desiguales y desigualadoras tienen a la exclusividad de las élites como virtud.
Así, la ‘buena vida’ es cara, infrecuente y socialmente restringida.
Pero
puede sospecharse que la verdadera, cabal y efectiva buena vida no es otra
cosa, en la actualidad, que una liberación de tales condiciones.
¿Qué pasaría si empezáramos a creer en serio que
la buena vida es algo accesible, cotidiano y omnipresente?
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