La palabra ciudad viene del latín cives
(ciudadano). El griego polis, que se suele traducir por ciudad, significa en
realidad comunidad o conjunto de ciudadanos. La ciudad propiamente dicha, las
construcciones, se decía en griego astû, y esta palabra deriva de un radical
indoeuropeo WEI, que significa morar, permanecer, y que se halla también en el
tiempo pasado del verbo ser en inglés (was). Es decir, incluso las
construcciones materiales, los edificios
se designaban por el tipo de
"acciones" que acogían: la protección del ser. Una ciudad no era una
amalgama de obras sino un espacio donde estar, vivir.
Pedro
Azara, 2016
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