El Dr. Sigmund
Freud y su diván
Hoy
más que nunca es forzoso construir una disciplina dirigida hacia la
identificación y respuesta a las efectivas demandas del sujeto habitante.
Ya no
es posible descansar en la mullida y falaz convicción de conocer necesidades de
un sujeto que no ha sido inquirido a fondo. Lo que necesita el sujeto lo sabe
éste mismo cuando consigue liberar su conciencia. Afectar conocer las
“necesidades” humanas no es otra cosa que un ejercicio de un paternalismo
abusivo o una falsa naturalización. Es imperioso bucear debajo del
requerimiento expreso y racionalizado para dar con el deseo, la demanda, la
solicitación oscura. Se impone dar oídos al soñador.
Hay
que indagar en las profundidades del sujeto deseante y demandante: dejar hablar
la voz íntima de su interior y… saber oír.
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