Édouard
Vuillard (1868- 1940) La Sala Clarac
(1922)
Hemos
forjado una cultura (¿o una civilización?) en torno a la acechanza visual.
De
todos los aspectos que puede adoptar un artefacto, se pone un énfasis
particular en cómo se ve. Así, las
cosas de la más diversas naturalezas son extraídas de sus lugares y contextos
de implementación para ser fisgadas, examinadas y juzgadas mediante su
resultado visual.
Tal
actitud es funcional a nuestra exaltación del consumo: muéstrese, obsérvese,
júzguese y… cómprese. Y enseguida, volver a repetir el ciclo, cada vez más
acelerado.
Nuestro
mirar es cualquier cosa menos una inocente contemplación.
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