Aletheia (III) El ser y el discurso


Vincent van Gogh (1853- 1890) Descanso en el trabajo (desde Millet) (1891)

No fue Heidegger el primero en averiguar que aletheia significa propiamente desocultación. Pero él nos ha enseñado lo que significa para la concepción del ser que la verdad tenga que ser arrebatada del estado de ocultación y encubrimiento. Ocultación y encubrimiento son correlativos. Las cosas se mantienen ocultas por naturaleza; “la naturaleza tiende a ocultarse”, parece que dijo Heráclito. Igualmente, el encubrimiento es propio de la acción y del lenguaje humano. Porque el lenguaje humano no expresa sólo la verdad, sino la ficción, la mentira y el engaño. Hay, pues, una relación originaria entre el ser verdadero y el discurso verdadero.
(Gadamer, 1989)

¿Es que hay una relación originaria entre el ser verdadero y el discurso verdadero?
Quizá lo que haya sea una llamada del ser verdadero hacia la conciencia humana que busca afanosamente dar con ella en la oscuridad. El discurso que busca la verdad más allá de la manifestación del fenómeno es apenas un instrumento puesto al servicio del afán por conocer.
O quizá no haya tal llamada, sino un insensato impulso de la conciencia hacia el mudo interior de las cosas, conjetura tras conjetura, y sin fin.

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