Habitar el tiempo (V) La noche


Adolf Pirsch (1859- 1929) Dama en escena nocturna (s/f)

Por la noche el cielo se ahonda en beneficio de los desvelados, de los escrutadores de signos, de los lunáticos.
Durante milenios, la noche se reservaba para el retiro, el descanso y el sueño. Pero nunca faltaron las excepciones. Los astros inspiraron adivinaciones y ciencias, sueños y especulaciones, delirios y reflexiones.
En la actualidad, con el uso y el abuso de la iluminación artificial, la noche se desdibuja de su ancestral papel de ocasión para lo Otro, su vocación de alternativa a la razón solar, su escenario de jardines perfumados y pesadillas.
Por ello, es necesario apartarse mucho de la ciudad que homogeneiza el decurso del tiempo. Lejos de allí, aún lucen las estrellas, los presagios y las ensoñaciones.
Porque es para ello que necesitamos las noches límpidas y hondas.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario