Reinterpretación creativa, sensible, racional... y liberadora


Ray y Charles Eames

Mi postura rechaza de entrada el estudio de la arquitectura como máquina de vivir o como puro símbolo natural e independiente […] y acepta la posibilidad de concebir la arquitectura como un proceso permanente de reinterpretación creativa, sensible y racional de nuestro habitar. En esta reinterpretación creativa nada está mágicamente predestinado ni a degenerar ni a regenerarse, sino que todo depende del uso que el hombre haga de sus propias energías, evitando poner el destino de unos hombres en las manos, en la sensibilidad o en la cabeza de otros hombres.
(Muntañola, 1973:14)

El estudio de la arquitectura es adecuadamente concebido como una reinterpretación.
El profesor Muntañola acierta tanto en tal caracterización sustantiva como en sus modulaciones adjetivas. La reinterpretación arquitectónica debe ser, en todo caso, creativa, sensible y racional. Debe ser creativa porque, más que soluciones a problemas, lo que hay en el habitar del hombre son alternativas, posibilidades y contingencias que han de ser ensayadas con método. Debe ser sensible tanto desde el punto estético cuanto ético. Y debe ser racional: debe ser conclusiva y aleccionadora.
Pero también debe ser liberadora. Liberar a la condición humana de sus aherrojamientos alienantes es un reto insoslayable para la arquitectura.

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