Algunas notas leídas en las esferas de Peter Sloterdijk: Séptimo fragmento

Para toda la historia más antigua de la facialidad humana vale la constatación de que los seres humanos no tienen su rostro para sí mismos, sino para los demás. La palabra griega para el rostro humano, prosopon, expresa con toda claridad este hecho: designa lo que uno ofrece a la vista de los demás; un rostro en principio sólo es algo situado delante de la mirada del otro; pero, en tanto humano, posee al mismo tiempo la capacidad de corresponder al ser-visto devolviendo a su vez la mirada, y esta, naturalmente, no se ve en principio a sí misma, sino exclusivamente el rostro de enfrente. Con ello, en el rostro aparece plenamente instalada la delimitación recíproca de mirada y contramirada, pero nada que remita a un giro autorreflexivo.
(Sloterdijk, 1998: 181s)

Cultura refinada y acumulación

Alexandre Brun (1853- 1941) Vista del salón Carré en el Louvre (1880)


Es significativa la conexión entre el sector refinado de la cultura y la propensión a la acumulación coleccionista, canónica.

Plumas ajenas Daniel Vidart

El hombre, puente tendido entre el homínido y el humánido merced a la aparición de la cultura, deja de pertenecer al ecosistema del azar, la necesidad y el instinto, y erige, guiado por la voluntad y la inteligencia, el antroposistema de la criatura que sabe que va a morir y procura inmortalizarse con sus obras.
Así como la unidad estructurante de la hilosfera es el “campo unificado” del corpúsculo y la onda y la unidad autocatalítica de la biosfera es la célula, la persona es la unidad de la antroposfera.

(Vidart, 1997)

Escaleras (Segunda Parte): el rellano

Frédéric Soulacroix (1858- 1933) El galante oficial (1933)


Ya alcanzado el rellano superior, sólo cabe esperar que la historia culmine con gloria y gozo para nuestros personajes. Nótese cómo han cambiado de condición social: el mayordomo ha sido ascendido a oficial y la sirvienta ahora es una dama pizpireta. Magia de las escaleras y de los ascensos.

Apuntes para una ética arquitectónica

Para una ética arquitectónica, tal como podemos concebirla aquí, la buena vida social constituye un horizonte ético.
Este horizonte ético articula una ética de la felicidad con una ética del deber, ambas como reflexiones recíprocamente desarrolladas. Por ello, la buena vida no es un ideal situado más allá de nuestro alcance, sino una dirección impuesta a un derrotero, una orientación general a la acción práctica, el móvil finalista de nuestros emprendimientos. No es la buena vida una utopía, sino precisamente, todo lo contrario: la buena vida es aquella que tiene lugar en la arquitectura éticamente lograda.

Y existe tal arquitectura, cuando ésta está originada en la consecución del habitar pleno y a éste se consagra.

Escaleras (Primera Parte) El arranque inferior

Auguste Serrure (1825- 1903) Una distracción en las tareas  (1903)


En el arranque de la escalera las cosas no hacen más que comenzar. Parece un lugar especialmente concebido para las primeras fases del cortejo.

Ethos del habitar

El habitar es una conducta que se configura como ethos, según una perspectiva.
Esta perspectiva implica reconocer en el habitar una conducta o estructura de comportamientos que se observan vinculados a valores de índole moral: la felicidad y la justicia, formulados en términos muy generales. Por otra parte, es apreciable que todos los humanos habitamos, pero lo hacemos de diferentes modos, según pautas culturales diversas y también en formas idiosincrásicas. Es constatable que, dado un conjunto específico de circunstancias, optamos por vivir de uno u otro modo, según hayamos construido nuestras creencias, actitudes y valores.

En la medida en que nuestra conducta al habitar es resultado de una opción, en un marco de modos facultativos de hacerlo, la forma y modo de habitar no es el resultado necesario de un orden natural de cosas, sino propio de un ethos.

Para entendernos mejor, hoy: Actividades de producción del habitar

Definición
1. Actividades sociales destinadas a promover, fabricar y ocasionar el habitar en los lugares. ║ 2. Modalidades sociales en que estas actividades se llevan a cabo. ║ 3. Actividades productivas que se manifiestan en la acción transformadora material y energética del ambiente, a través de la articulación de deseos, representaciones y demandas con la cultura tectónica del lugar

Corredor

Adriano Cecioni (1836- 1886) Trabajo doméstico (1869)


Tanto como la limpieza hogareña, los corredores han tenido, desde siempre, un papel ancilar. Son apenas lugares umbrales, apenas si conectan entre sí las estancias. Sin embargo, deberían ser merecedores de mejor atención, precisamente por sus características de lugares de transición.

Los proyectos sociales del habitar (2)

Los lugares que efectivamente habitamos son el resultado de la concurrencia de distintos arreglos sociales y productivos, los que actúan tanto en forma complementaria como competitiva.
De esta situación no es esperable una arquitectura del hábitat unitaria y armónica. Las ciudades contemporáneas constituyen mosaicos socioespaciales peculiarmente conflictivos y es una tarea difícil encontrar una coherente política que los resuelva satisfactoriamente.

No obstante, es la ciudad que tenemos y la que legaremos al futuro, de modo que habrá que meditar mucho sobre una verdadera civilización urbana digna de este nombre.

Novedades en el lugar (Segundo acto)

Helena Westermarckin (1857- 1938) Lapsia tuvassa (1892)


Ahora la novedad inquietante de un nuevo integrante de la familia ha sido asimilada. En consecuencia, hay que cuidarlo.

Los proyectos sociales del habitar (1)

En la arquitectura efectiva del hábitat concurren diversos y muchas veces antagónicos proyectos sociales.
En ciertos casos muy afortunados se consigue —y habrá que averiguar cómo— una razonable armonía. Pero lo dominante, aquí y ahora, es un conjunto discordante de diversos proyectos, los que resultan en configuraciones hegemónicas y también contestaciones que conforman un cuadro en donde no es posible asegurar una razonable perspectiva de sustentabilidad. Los proyectos empresarios, fundados en la especulación inmobiliaria contrastan con los proyectos elaborados por activistas que proponen alternativas productivas, lo que se da en llamar la producción social del hábitat.Parafraseando a Horacio Capel (2001), se reconocen problemas tanto en el hábitat como del propio hábitat.

Novedades en el lugar (Primer acto)

Anna Ancher (1859- 1935) El hermano pequeño (1905)


Hay veces que algo irrumpe en el lugar, llenándolo tanto con ternura como de expectativa. No obstante su fragilidad, las hermanas no pueden sino contemplar la novedad con cierta inquietud.

Proyectar sueños

Los proyectos del habitar se urden con la materia de los sueños.
En cada rincón que uno ocupa según las peculiares circunstancias que le rodean, uno sueña con alternativas. La dura realidad nos impone por cierto constreñimientos, pero nunca dejamos de soñar: porque, en definitiva, proyectar es soñar. Es de esperar que los proyectistas profesionales del futuro puedan operar efectivamente con las sustancias oníricas del deseo más auténtico: otro mundo, más habitable, será posible.

Tiene que sernos posible.

Para entendernos mejor, hoy: Demandas sociales referidas al habitar

Definición
1. Expresión social de cualquier requerimiento que satisfaga una condición tenida por necesidad referida al habitar. ║ 2. Conjunto de expresiones sociales que intervienen activamente en el debate político sobre las condiciones sociales del habitar.

Algunas notas leídas en las esferas de Peter Sloterdijk: Quinto fragmento

Lo que en el lenguaje de algunos filósofos modernos se llamó ser-en-el-mundo significa para la existencia humana, primero y sobre todo: ser-en-esferas. Si los seres humanos están ahí, están en principio en espacios que se han abierto para ellos porque ellos les han dado forma, contenido, extensión y duración relativa al habitarlos. Pero, dado que las esferas constituyen el producto originario de la convivencia humana —de lo que no ha tomado jamás ninguna teoría del trabajo—, esos lugares atmosférico-simbólicos de los seres humanos dependen de su renovación constantes; esferas son instalaciones de aire acondicionado de las que vale decir: no participar en su construcción e instalación es algo que no entran en la consideración de seres que realmente viven en común. La climatización simbólica del espacio común es la producción originaria de cualquier sociedad. De hecho, los seres humanos hacen su propio clima, pero no lo hacen espontáneamente, sino bajo circunstancias encontradas, dadas y transmitidas.
(Sloterdijk, 1998: 52)

Emigrantes, de nuevo

Edvard Petersen (1841- 1911) Emigrantes en Larsens Plad (1890)


Desarraigados por la pobreza u otras dolorosas razones, no dejarán de desandar el camino hacia los lugares originarios, en ejercicio de la nostalgia. La mayoría de nosotros vivimos a cierta distancia de nuestros lugares de origen y, a veces, nos ocurre volver a pasar por el corazón aquello que teníamos, aquello que nos tenía.

Arquitectura y aquello que hacen los arquitectos

La noción de que la arquitectura es aquello que hacen los arquitectos, examinada con cierta atención, se muestra poco clara.
En la aparente sencillez de su formulación verbal encubre más de lo que revela. Oculta las insoslayables relaciones sociales que vinculan al comitente (cliente o usuario) con las fuerzas de producción y oculta también el propio papel articulador que el arquitecto desempeña en ese entramado de vínculos. Esta noción invierte el orden lógico entablado entre las solicitaciones humanas de transformación habitable del ambiente con aquellas que dan lugar a la división social del trabajo.

Si la figura socioprofesional del  arquitecto precede dialécticamente a la noción de “arquitectura”, esta última queda reducida a una superestructura, ignorando con esto su arraigo en la base antropológica del habitar humano en el ambiente.

La obra de arte en la era de la reproductibilidad técnica

Anónimo (1905) Anuncio promocional del fonógrafo de Edison


El fonógrafo y la fotografía vencen las distancias entre los ecos de la palabra y la música, así como del arte plástico e ingentes masas deseosas de cultura y de repetición didáctica.

Plumas ajenas: Robert Frost

El camino no elegido
(Traducción: María Fernanda Celtasso)

Dos caminos se bifurcaban en un bosque amarillo,
Y apenado por no poder tomar los dos
Siendo un viajero solo, largo tiempo estuve de pie
Mirando uno de ellos tan lejos como pude,
Hasta donde se perdía en la espesura;

Entonces tomé el otro, imparcialmente,
Y habiendo tenido quizás la elección acertada,
Pues era tupido y requería uso;
Aunque en cuanto a lo que vi allí
Hubiera elegido cualquiera de los dos.

Y ambos esa mañana yacían igualmente,
¡Oh, había guardado aquel primero para otro día!
Aun sabiendo el modo en que las cosas siguen adelante,
Dudé si debía haber regresado sobre mis pasos.


Debo estar diciendo esto con un suspiro
De aquí a la eternidad:
Dos caminos se bifurcaban en un bosque y yo,
Yo tomé el menos transitado,
Y eso hizo toda la diferencia.

Lugar y contexto

Robert Völker (1854- 1924) Hermosa vista (1924)


Todo lugar se emplaza a su vez en otro lugar. Hay veces en que la arquitectura del lugar de referencia articula con el lugar continente. Así, entonces, tenemos un texto en un contexto. El balcón habla en su fachada.

El examen de las prácticas sociales de concepción del habitar

Una teoría arquitectónica del habitar debe afrontar un arduo desafío: abordar mediante un asedio científico riguroso el estudio de las prácticas de concepción del habitar, urdidas con materiales a veces inconscientes, que se manifiestan en diversos estilos de vida.
Es necesario un análisis profundo de los constructos simbólicos en torno al habitar y también en las representaciones fantasmáticas.
¿Cómo queremos habitar?
¿Cuáles son los valores efectivamente puestos en juego por las formas profundas y genuinas del deseo?

¿Qué significa, tanto en la vida real como en la vida soñada, habitar?

Para entendernos mejor, hoy: Política y políticas del habitar

Definición
1. En singular, actividad social que le incumbe principalmente el ejercicio del poder, la construcción y recreación constante de la figura y el contenido del Estado y el ejercicio cabal de la ciudadanía como derecho, compromiso y obligación cívica, aplicada específicamente al habitar, en todo lo que a éste le es propio. ║ 2. En plural, actividades sociales a las que les compete la deliberación, los planes y directrices de la acción de las actividades humanas cuando estas implican el concierto intersubjetivo, aplicadas específicamente al habitar.

Algunas notas leídas en las esferas de Peter Sloterdijk: Cuarto fragmento

Si el Dios judío y el hombre prototípico se vuelven uno hacia otro, presentándose los respectivos lados de contacto de su ser, forman juntos una esfera común de espacio interior. Lo que aquí se llama esfera sería, por consiguiente, en una comprensión primera y provisional, un globo de dos mitades, polarizado y diferenciado desde el comienzo, ordenado interiormente sin embargo, subjetivo y capaza de sensibilidad: un espacio común de vivencia y de experiencias, dúplice y único a la vez. […] Vivir en esferas significa, por tanto, habitar en lo sutil común.
(Sloterdijk, 1998: 51)

Fronteras lábiles

Frederick George Cotman (1850- 1920) Uno de la familia (1880)


A diferencia del hábitat urbano moderno, hubo un habitar que desdibujaba las fronteras de los ámbitos: en este caso, humanos y animales coexisten aún sentados a la mesa.

Acerca de la idea de proyecto

La idea de proyecto está indisolublemente ligada a la idea de transformación.
En efecto, todo proyecto y toda transformación parten del examen crítico de un estado de las cosas dado, proponen un cambio de estado consecuente de un proceso de acción social mancomunada dirigida a una nueva configuración y dirigen efectivamente las fuerzas y potenciales sociales en el obrar.

El proyecto transformador, en definitiva, hace del espacio una arquitectura habitada y del tiempo, una historia.

Cuerpo y diseño arquitectónico

La consideración inicial de la arquitectura de las moradas del cuerpo supone imponerle al diseño arquitectónico una atención privilegiada al cuerpo del habitante en tres aspectos cruciales para este diseño: dimensión, proporción y composición.

El diseño y la composición arquitectónica partirían entonces de la arquitectura fundamental de estos patrones. Cumpliría de este modo con la consigna de proyectar desde el hombre hacia su circunstancia. También cumpliría la arquitectura con la misión mencionada por Umberto Eco en La estructura ausente: se la podría considerar, con plena justicia, como un verdadero humanismo práctico.

Ascensiones

Marcin Zaleski (1796- 1877)
Interior de la Iglesia Dominicana en Cracovia (1849)


Aquí se disponen dos ascensiones estupendamente resueltas, la espiritual en la nave central, mediante la oración y por otro lado la física, mediante la escalera. Lo importante, en todo caso, es que se pueda ascender.

Esferas

Joseph Wright of Derby (1734- 1797) El planetario (1766)


Existe una secta no del todo secreta que se ha fascinado obsesivamente por las esferas y ha fundado toda una discreta tradición. Peter Sloterdijk ha iluminado más claramente la escena.

Plumas ajenas: Pedro Azara

La estética es una ciencia (o un método) que trata las formas naturales y artísticas (o artificiales) de modo tal que busca el sentido (contenido o mensaje) que pudieran contener y que se expresa (o vehicula) a través de la forma (teniendo en cuenta, además, que la manera cómo ha sido labrado el objeto y el material escogido -el en caso de un producto artístico- pueden ser significativos", esto es, aportar datos o matices al mensaje del que el objeto es (supuestamente) portador.

(Azara, 2015)

Para entendernos mejor, hoy: Ética del habitar

Definición
1. Tematización del ethos del habitar. ║ 2. Sección de la teoría del habitar dedicada al examen ético de la conducta habitable.