Una nueva acepción y dos neologismos de urgente consideración (I: Onironáutica)

Ilya Repin (1844- 1930) La esposa del artista (1882)

El desarrollo de la reflexión en torno a la Teoría del Habitar trae consigo la emergencia de tres ideas que pueden ser candidatas a la dignidad del nombre propio.

La primera idea es que la arquitectura, en un ejercicio profesional de inspiración humanista y práctica, podría considerarse una exploración de los sueños y deseos del habitante. Una hermenéutica de los deseos de las personas sobre sus lugares vivideros necesita de una exploración esforzada, profunda y sistematizada. Lo que se necesita, entonces, es una onironáutica. El termino onironauta es aplicado a los sujetos capaces de controlar y estimular el sueño lúcido. En este contexto, se propone una nueva acepción para este vocablo: como vocación del arquitecto humanista ocupado en la indagación de los sueños y deseos que refieren al habitar.

Contra la ciudad adjetivada (XXIV) Ciudad patrimonial

Antigua vista de la esquina de las calles Cerrito y Zabala en Montevideo

En los documentos oficiales de HABITAT existen infinitos “conceptos” de: ciudad sustentable, ciudad segura, ciudad inteligente, ciudad resiliente, ciudad humana, ciudad democrática, ciudad amigable, ciudad competitiva, ciudad autónoma, ciudad innovadora, ciudad creativa, ciudad del conocimiento, ciudad de la palabra, ciudad dormitorio, ciudad universitaria, ciudad de las artes, ciudad emergente, ciudad equitativa, ciudad inclusiva, ciudad histórica, ciudad de oportunidades, ciudad sostenible, ciudad compacta, ciudad sustentable, ciudad patrimonial, ciudad de todos, ciudad dispersa, ciudad educadora, ciudad vieja, ciudad verde, ciudad a escala humana...
Fernando Carrión, 20161

El patrimonio, en su origen, es todo aquello conferido al haber propio por nuestro padre. En la actualidad, se entiende por tal el conjunto de bienes tenido en propiedad por una persona, familia o comunidad.
La constitución histórica concreta de toda ciudad hace al patrimonio un elemento estructurador consustancial; toda ciudad posee el suyo de hecho, aunque el matiz diferencial es el reconocimiento social de esta circunstancia. Por eso, las ciudades hacen caudal de su memoria histórica a través de la conservación de relictos significativos de su pasado. Al inventario de tales relictos suele designársele hoy como patrimonio histórico de la ciudad.
El problema con esto es que la verdadera historia de una ciudad es, significativamente y en todo caso, la peripecia de la tensión entre el cambio y la perduración.

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Emociones en patrones de habitar (VII: Regiones)

Toledo, España

La conciencia de habitar una región determinada comienza, en lo fundamental, con tono de adhesión relativo que identifica a la vez al morador y a su región.
Cuando la región resulta hospitalaria, la adhesión es entusiasta; así como hay cosas buenas para comer, hay regiones aptas para habitarse. También puede pasar lo contrario y entonces el tono emocional es de aversión mutua; hay regiones en donde uno no es invitado y así, debemos volver sobre nuestros pasos.

Por ello, cada región nos destina una oferta relativa de identidad hospitalaria que se verificará con nuestro potencial de presencia. El explorador de las geografías busca espejos donde su imagen aparezca a título de aceptado invitado cordial.

Viejas cuestiones (XXXIX): Dimensiones humanas del habitar

Lovis Corinth (1858- 1925) Desnuda acostada (1899)

¿Cómo puede disponerse, de modo sistemático, la cuestión de las dimensiones humanas en la ciencia del habitar?

El asunto principia por identificar cuáles y cuántas son.
Quizá una buena idea sea reconocerlas y ordenarlas según las dispone el cuerpo humano, según su característica fundamental de constituir una estructura estructurante.
Peter Sloterdijk apenas ha destapado una caja de Pandora al proponer sus nueve dimensiones propiamente humanas en la constitución de esferas habitadas.

Pero esto apenas ha comenzado.

Reescrituras (XXXVII): Sujeto sospechoso

Caricatura del arquitecto Ernst May (1929)

¡Cuidado, arquitecto armado con las mejores intenciones! ¡Y con regla T y escuadra!

* * *

Es necesaria una profunda autocrítica.
Es forzoso reconocer cómo, en cada concreta situación social, los arquitectos hemos respondido a los desafíos del momento sirviendo ¿a qué intereses?
La concepción moderna del existenzminimum ¿ha constituido una respuesta a las necesidades de los anchos sectores populares o ha instaurado una respuesta funcional al sistema generalizado de explotación de recursos y trabajo?
La conceptualización de la llamada vivienda de interés social ¿conforma una consigna de redistribución social del ingreso o bien configura apenas un apenas opaco eufemismo para designar vivienda empobrecida para pobres?
La autorrepresentación del arquitecto como artista independiente ¿constituye una forma de emancipación de clase del estamento profesional o una coartada para sustraerse a la misión del servicio social?
Es necesaria una profunda autocrítica.

Plumas ajenas: Martin Gregor-Dellin

El mundo es finito, pero ilimitado; finito en el lenguaje de las formas, pero ilimitado en sus posibilidades de expresión.


Martin Gregor-Dellin (1999) Richard Wagner, pág. 48

Contra la ciudad adjetivada (XXIII) Ciudad compacta

Joaquín Torres García (1874- 1949) Paisaje de ciudad (1918)

En los documentos oficiales de HABITAT existen infinitos “conceptos” de: ciudad sustentable, ciudad segura, ciudad inteligente, ciudad resiliente, ciudad humana, ciudad democrática, ciudad amigable, ciudad competitiva, ciudad autónoma, ciudad innovadora, ciudad creativa, ciudad del conocimiento, ciudad de la palabra, ciudad dormitorio, ciudad universitaria, ciudad de las artes, ciudad emergente, ciudad equitativa, ciudad inclusiva, ciudad histórica, ciudad de oportunidades, ciudad sostenible, ciudad compacta, ciudad sustentable, ciudad patrimonial, ciudad de todos, ciudad dispersa, ciudad educadora, ciudad vieja, ciudad verde, ciudad a escala humana...
Fernando Carrión, 20161

La expresión ciudad compacta es usada por gente con amplia solvencia profesional —tal como en el caso del geógrafo Jordi Borja— para significar, en el fondo, la ciudad tal como se la evoca, no sin nostalgia, antes de su actual disolución por obra de las formas tardocapitalistas de producción del hábitat contemporáneo.
En la actualidad asistimos a una agonía tanto de las ciudades históricas como tales, así como a las ideas que la representan. Vivimos tiempos interesantes. La compacidad es apenas una característica entre muchas, pero se señala ante la rarificación de los lugares urbanos que extienden por el territorio una entidad que está perdiendo su calidad intrínseca de ciudad. Borja habla, con razón, de una urbanización sin ciudad que nos conduce al más poblado de los vacíos.
Pero también aquí es preciso aclarar, en honor a la verdad y el rigor que el recurso de la adjetivación encubre más que ilustra una situación compleja y preocupante. El desafío de la hora es, más que nunca, redefinir qué es una ciudad y si de esta operación puede obtenerse una rectificación radical del rumbo de lo urbano.

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Emociones en patrones de habitar (VI: Cruces)

Luigi Loir (1845- 1916) Un lugar de París (s/f)

Los cruces están tan henchidos de emoción que a las circunstancias especialmente señaladas se las moteja de cruciales.

A los cruces les adviene, casi siempre, la sorpresa: acceder a un cruce de caminos es señalar el itinerario con una novedad. Una esquina es una oportunidad de encuentro, de comunicación, de intercambio y también es el punto en donde nuestro errar puede adoptar como suyo una u otra dirección. Por ello es de persona prudente afrontar todo cruce con entereza de ánimo para que allí se revele la epifanía fausta o infausta. Por ello es de persona criteriosa una actitud circunspecta ante el advenimiento del encuentro de sendas: será ocasión ya de convergencias o ya de divergencias. Por ello las encrucijadas deben proliferar para que cada quien tenga la oportunidad de entremezclar su andar y se verá luego qué sucede con ello.

Viejas cuestiones (XXXVIII): La inteligibilidad de la forma

Eladio Dieste Interior de iglesia en Atlántida

La forma es un lenguaje y ese lenguaje debe sernos inteligible
Eladio Dieste

¿La forma es un lenguaje? ¿Este lenguaje debe sernos inteligible?


Tiene razón don Eladio, mucha razón. Pero también es cierto que la forma debe guardar siempre un fondo de discreto silencio que nos suscite la intriga, la conjetura arriesgada o la perplejidad. El asunto es que tras la forma, siempre subsistirá otra cosa esquiva y errabunda. Eso que se agita tras  la evidencia. Eso que puebla las sombras y los ecos.

Reescrituras (XXXVI): Sensaciones de confort en la piel

José Malhoa (1855- 1933) Praia das Maçãs (1918)

No es posible juzgar el confort si no es con las sensaciones palpitantes en la propia piel. Y juzgar lo confortable es un juicio de valor insustituible en arquitectura.

* * *

La arquitectura debe reivindicar para sí una estética propia y específica, fundada en las sensaciones de la piel y el tacto y con el confort como valor estésico diferencial.
Para ello mucho de las asunciones teórico-estéticas de la arquitectura deben ser revisadas a fondo y sometidas a una deconstrucción crítica. Porque, si se trata de arquitectura efectivamente vivida, no puede abordarse como un especial arte plástico. En la arquitectura, las formas no son ya masas y espacios ni estructuras tectónicas en sí mismos, sino que constituyen vínculos entre estas masas, espacios y tiempos con el vivir palpitante del cuerpo humano.


Poeta urbanita (III)


Cercanías

Los patios y su antigua certidumbre,
los patios cimentados
en la tierra y el cielo.
Las ventanas con reja
desde la cual la calle
se vuelve familiar como una lámpara.
Las alcobas profundas
donde arde en quieta llama la caoba
y el espejo de tenues resplandores
es como un remanso en la sombra.
Las encrucijadas oscuras
que lancean cuatro infinitas distancias
en arrabales de silencio.
He nombrado los sitios
donde se desparrama la ternura
y estoy solo y conmigo.
Jorge Luis Borges, Fervor de Buenos Aires


Contra la ciudad adjetivada (XXII) Ciudad sostenible

Copenhague, ¿Ciudad sostenible?

En los documentos oficiales de HABITAT existen infinitos “conceptos” de: ciudad sustentable, ciudad segura, ciudad inteligente, ciudad resiliente, ciudad humana, ciudad democrática, ciudad amigable, ciudad competitiva, ciudad autónoma, ciudad innovadora, ciudad creativa, ciudad del conocimiento, ciudad de la palabra, ciudad dormitorio, ciudad universitaria, ciudad de las artes, ciudad emergente, ciudad equitativa, ciudad inclusiva, ciudad histórica, ciudad de oportunidades, ciudad sostenible, ciudad compacta, ciudad sustentable, ciudad patrimonial, ciudad de todos, ciudad dispersa, ciudad educadora, ciudad vieja, ciudad verde, ciudad a escala humana...
Fernando Carrión, 20161

Nosotras, ciudades, estamos convencidas de que la ciudad es, a la vez, la mayor entidad capaz de abordar inicialmente los numerosos desequilibrios arquitectónicos, sociales, económicos, políticos, ambientales y de recursos naturales que afectan al mundo moderno y la unidad más pequeña en la que los problemas pueden ser debidamente resueltos de manera integrada, holística y sostenible. Puesto que todas las ciudades son diferentes, debemos hallar nuestras propias vías hacia la sostenibilidad. Integraremos los principios de sostenibilidad en todas nuestras políticas y haremos de nuestras fuerzas respectivas la base de estrategias adecuadas a nivel local.
Carta de las ciudades europeas hacia la sostenibilidad
(Carta de Aalborg), 1994

Ofrezcamos hoy el beneficio de la duda a la afirmación de la Carta de Aalborg.  Se aprecia aquí la simpática figura retórica que consiste en estructurar el discurso como si las ciudades hablasen por sí mismas. Se reciben sugerencias.

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Emociones en patrones de habitar (V: Hitos)

El obelisco de Montevideo al atardecer

 Los hitos constituyen instancias de una peculiar intensidad emocional.
Conservan aún en las condiciones de mayor habituación de los itinerarios una cuota irreductible de sorpresa y singularidad que pautan rítmicamente todas las marchas. Cuentan por ello con la adhesión confiada del habitante habituado y distraído que cuenta con esas presencias y ocurrencias para deambular enfrascado en sus importantes cavilaciones. Si bien no puede decirse que un hito nos promueva una decidida alegría, lo cierto es que, si la desidia nos priva de uno, entonces sentimos, seguro, una profunda tristeza. Y en realidad, nuestros caminos son mezquinos si no cuentan, cada tanto, con una marca significativa de etapa.

Obsérvese la ilustración sobre nuestro obelisco: los pormenores morfológicos del jalón quedan reducidos a una reconocible silueta en la memoria, mientras que el destello postrero allá en lo alto nos señala el fin de la jornada. Y todo esto, sin molestar apenas si una zona marginal de nuestra atención. Tal es la virtud de los hitos.

Viejas cuestiones (XXXVII): Escrituras en el palimpsesto urbano

Arte callejero en Montevideo

¿Qué es lo que estamos escribiendo en este momento en el palimpsesto de nuestras ciudades?

Se puede inferir sin gran esfuerzo que hay ciudadanos (jóvenes creativos, puede sospecharse) a los que nuestra ciudad no brinda adecuados canales de expresión identitaria. Las superficies edificadas, tal como se brindan al viandante se invisiblizan y rarifican sus significados hasta llegar a ser meras superficies soportes de otros significados que hay que incorporar con imaginación y pintura.

El resultado no es estéticamente logrado en una síntesis superior: de momento, en Montevideo al menos, lo que domina es el conflicto.

Reescrituras (XXXV): Un lugar soñado en donde valga la pena el despertar

Anders Zorn (1860- 1920) Despertar (1920)

A esto es que tenemos derecho. A un lugar soñado en donde valga la pena el despertar.
* * *

Como existentes tenemos un doble derecho.
Por una parte, tenemos derecho a proyectarnos hacia el lugar que habitamos. El lugar que efectivamente ocupemos con nuestra presencia es, entonces, primero  y siempre un proyecto y sólo luego una realización contingente de ese proyecto.

Por otra, tenemos derecho a  que este lugar concreto tenga las condiciones habitables adecuadas para que el proyecto subsista indemne, aún si la adecuación, la dignidad y el decoro no son, de momento, satisfactorias: podrán llegar a serlo, no sin esfuerzo.

Poeta urbanita (II)


La vuelta

Al cabo de los años del destierro
volví a la casa de mi infancia
y todavía me es ajeno su ámbito.
Mis manos han tocado los árboles
como quien acaricia a alguien que duerme
y he repetido antiguos caminos
como si recobrara un verso olvidado
y vi al desparramarse la tarde
la frágil luna nueva
que se arrimó al amparo sombrío
de la palmera de hojas altas,
como a su nido el pájaro.
¡Qué caterva de cielos
abarcará entre sus paredes el patio,
cuándo heroico poniente
militará en la hondura de la calle
y cuánta quebradiza luna nueva
infundirá al jardín su ternura,
antes que me reconozca la casa
y de nuevo sea un hábito!


Jorge Luis Borges, Fervor de Buenos Aires

Contra la ciudad adjetivada (XXI) Ciudad de oportunidades

Avenida Corrientes, Buenos Aires

En los documentos oficiales de HABITAT existen infinitos “conceptos” de: ciudad sustentable, ciudad segura, ciudad inteligente, ciudad resiliente, ciudad humana, ciudad democrática, ciudad amigable, ciudad competitiva, ciudad autónoma, ciudad innovadora, ciudad creativa, ciudad del conocimiento, ciudad de la palabra, ciudad dormitorio, ciudad universitaria, ciudad de las artes, ciudad emergente, ciudad equitativa, ciudad inclusiva, ciudad histórica, ciudad de oportunidades, ciudad sostenible, ciudad compacta, ciudad sustentable, ciudad patrimonial, ciudad de todos, ciudad dispersa, ciudad educadora, ciudad vieja, ciudad verde, ciudad a escala humana...
Fernando Carrión, 20161

La filósofa Marina Garcés ha llamado a las ciudades lugares de llegada y con ello ha conseguido dar con un aspecto esencial de lo urbano: la convocatoria de las gentes.
No hay ciudad que se precie que no sea una ciudad de oportunidades. Pero parece descabellado que se fije este carácter como distintivo. Un excepcional o diferencial de este aspecto sólo puede conformar un escenario proclive al puro oportunismo. Y el puro oportunismo es peligroso si predomina sobre la vida urbana: una ciudad sana es una comunidad de asentamiento en donde la sensatez genera una serenidad conmovida, en muy especiales circunstancias por la oportunidad.
Por estas consideraciones, las ciudades como razonables lugares de llegada, deben ser, en principio, hospitalarias y acogedoras, sin dejar sus convenientes resquicios indispensables a la oportunidad.
  
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http://elpais.com/elpais/2016/11/10/seres_urbanos/1478767051_442355.html

Emociones en patrones de habitar (IV: Habitaciones)

Fernand Khnopff (1858- 1921) Escuchando a Schumann (1883)

Todo parece hacer pensar que una habitación constituye el patrón habitable por excelencia para desarrollar allí todas y cada una de las emociones posibles con una especial plenitud y hondura.
Puede deberse a que en es en una estancia en donde el sujeto logra consumar un específico estar-en-el mundo propio y particular en donde proyectar su pathos circunstancial hacia la totalidad del ámbito.
Puede creerse que sólo en el amparo de una habitación pueden experimentarse las más diferentes expresiones de la emoción como efusiones propias. Así, las habitaciones no detentarían un tono emocional distintivo en cuanto tales, sino en tanto son habitadas por un sujeto que proyecta en su derredor un especial cariz de alegría, tristeza, irritación o serenidad, según las circunstancias.

Todo lo que es dable esperar de una habitación es que prolifere en condiciones en que las emociones de sus habitantes reverberen con el pulso de la vida.

Contenidos resaltados: Antropología del habitar (X)

 

En los desencuentros entre habitantes y arquitectos se muestran en vivo los conflictos entre órdenes opuestos, entre intenciones distintas acerca de las maneras de habitar.

Giglia, 2012: 22

¿Cómo se nombra este desencuentro? ¿A quiénes obedecen, funcional y socialmente, los arquitectos? ¿Con qué recursos culturales podríamos alumbrar una arquitectura humanista, comprometida con las intenciones profundas y auténticas de los habitantes? ¿Podremos los habitantes llegar a constituir otra cosa que meros consumidores resignados de la arquitectura y la ciudad?

La antropología del habitar tiene la palabra, su palabra.

 

Ref: Giglia, Ángela (2012) El habitar y la cultura. Barcelona, Anthropos, 2012

Viejas cuestiones (XXXVI): El trabajo doméstico

Fritz Stotz (1884–1920) Doncellas limpiando la plata (1919)

¿Cómo es que se ha rearticulado las relaciones entre los habitantes y el trabajo doméstico?


Esta cuestión interroga necesariamente a las denominadas perspectivas de género. Tienen vosotras la palabra. Las escucharemos.

Reescrituras (XXXIV): De qué trata la arquitectura

Marcin Zaleski (1796- 1877) Catedral de San Juan (1836)

Es algo más que un conjunto de piedras sabiamente iluminadas: es una estructura de fines.


* * *

Esta asunción de la arquitectura como estructura de fines colabora con la esforzada tarea de combatir la persistente cosificación de la arquitectura en los edificios.
Hay al menos tres razones para ello:
  • En primer lugar, la arquitectura es un designio, una proyección que dirige y compone situaciones y circunstancias, mucho más que una materialización contingente.
  • En segundo lugar, la arquitectura es producto de un sueño lanzado al futuro, un proyecto, en el sentido estricto de la palabra, una conjetura sobre futuros estados del mundo, mucho más que una permanencia presuntamente inmutable yuxtapuesta al vertiginoso fluir de la vida y el tiempo.
  • Por último, la arquitectura es una producción que no cesa, al recrearse incesantemente no sólo las condiciones concretas de situación y circunstancia vitales, sino además, memorias y fantasmagóricas anticipaciones.


Y finalmente, también la arquitectura constituye un conjunto de piedras sabiamente iluminadas, pero esto sólo es el comienzo.