Emociones en patrones de habitar (IV: Habitaciones)

Fernand Khnopff (1858- 1921) Escuchando a Schumann (1883)

Todo parece hacer pensar que una habitación constituye el patrón habitable por excelencia para desarrollar allí todas y cada una de las emociones posibles con una especial plenitud y hondura.
Puede deberse a que en es en una estancia en donde el sujeto logra consumar un específico estar-en-el mundo propio y particular en donde proyectar su pathos circunstancial hacia la totalidad del ámbito.
Puede creerse que sólo en el amparo de una habitación pueden experimentarse las más diferentes expresiones de la emoción como efusiones propias. Así, las habitaciones no detentarían un tono emocional distintivo en cuanto tales, sino en tanto son habitadas por un sujeto que proyecta en su derredor un especial cariz de alegría, tristeza, irritación o serenidad, según las circunstancias.

Todo lo que es dable esperar de una habitación es que prolifere en condiciones en que las emociones de sus habitantes reverberen con el pulso de la vida.

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